Lo que siempre se ha sostenido al producirse un cambio de gobierno, es que se respete la carrera administrativa, que se evite el cambio de funcionarios y que, de ser posible, se escoja a los más capacitados y solo prescindir de aquellos de alta jerarquía que no sean de confianza para las nuevas autoridades.
El gobierno de la presidenta Jeanine Añez padece en estos días el hecho de que muchos funcionarios públicos adictos al masismo protestan contra el gobierno y hasta expresan: “no vamos a permitir, pues, que a este gobierno de facto le vayan bien las cosas. Vamos a sabotear” (Ed.9-2-20). Estas intenciones, expresadas en diferentes reparticiones, muestran hasta qué punto el masismo ha comprometido a su militancia y cómo seguramente imparten estos días instrucciones para molestar al régimen de gobierno.
Lo ideal siempre será que cada gobierno contrate o ratifique en sus cargos a todos los empleados públicos más capaces, más responsables y que respondan a las necesidades y urgencias de la institución en que presten servicios; que haya una carrera administrativa cada vez más profesionalizada y con mayor sentido de responsabilidad, que una a las condiciones de preparación del personal, los méritos por poseer cualidades que lo muestren honesta y responsable. Pero, cuando se presentan casos en que se muestra descontentos y deseos de causar dificultades y boicotear el trabajo, lo que corresponde es prescindir de esas personas, porque, de otro modo, al consentir esas conductas se corre el riesgo de que todo sea un fracaso y se unan a esos propósitos otros adictos al MAS que no cuiden sus trabajos y menos se comporten debidamente.
Siempre es bueno que el gobierno trabaje con los más capaces y cuando contrata nuevos empleados, que no sea por los “méritos” partidarios, sino por el grado de capacidad que tengan y demuestren condiciones de idoneidad, eficiencia, conciencia de servicio y responsabilidad para responder a las funciones confiadas. Que desaparezca la costumbre de contratar solamente a los adictos o funcionarios incondicionales, dispuestos a todo que, en su caso, más perjudicarán que beneficiarán.
El país requiere una burocracia eficiente, honesta, honrada y responsable en la función pública; que esos empleados tomen conciencia de que sus labores son importantes porque se trata de servicios que prestarán al país y a su pueblo; que tengan el firme propósito de mejorar la calidad profesional de sus servicios y tengan el propósito de mantener lealtad y amor a lo que hacen en beneficio del bien común.
Bien harán los ministros y funcionarios superiores en respetar la función pública de sus dependientes y les inculquen sentimientos dignos que ellos, como empleados, deben cumplir eficiente y eficazmente. Los vicios de compadreríos y conveniencias político-partidarias deben desaparecer en bien del Estado y del propio gobierno; de otro modo, la administración pública se privará de contar con personal idóneo y responsable.
Usurpado el 7 de octubre de 1970, por defender EL DIARIO |
Dirección:
Antonio Carrasco Guzmán
Jorge Carrasco Guzmán |
Rodrigo Ticona Espinoza |
"La prensa hace luz en las tinieblas |
Portada de HOY |
Caricatura |