El grave asunto de las aguas del Silala

La revelación hecha por la ministra de Relaciones Exteriores, Karen Longaric, acerca de las aguas de manantiales del Silala, en sentido que el gobierno del expresidente Evo Morales, expulsado del poder por una insurrección popular en noviembre pasado, habría admitido que parte de ese recurso natural de propiedad de Bolivia, conformaba un río que transcurría a territorio chileno, causó profunda impresión y disgusto en la opinión pública boliviana.

Esa denuncia reveló, una vez más, el tratamiento irresponsable y arbitrario que se dio a la política internacional de Bolivia durante el gobierno de la dictadura de hecho del presidente cocalero, durante catorce años, quien usufructuó ilimitadamente el poder, inconducta que se tradujo en una sucesión de derrotas diplomáticas, en particular en el caso de una demanda que se presentó a la Corte Internacional de Justicia de La Haya en torno a la cuestión marítima boliviana, negociación que concluyó en un revés para el pueblo boliviano.

La política exterior del gobierno de Evo Morales no solo se limitó al asunto del enclaustramiento de Bolivia, sino que continuó con la misma actitud de ineficiencia en la defensa de los intereses nacionales, como es el caso de responder sin la respectiva seriedad y propiedad la demanda del gobierno chileno ante la CIJ de La Haya.

La declaración entreguista de Evo Morales acerca de dichas aguas se encuentra en la actualidad en la instancia de los alegados orales, una vez que previamente presentó los alegatos escritos que, sin embargo, se lo hizo con la máxima reserva y secreto, con el fin de que la opinión pública boliviana no se entere del contenido de esos documentos y haga las respectivas observaciones a esa exposición.

Esos errores y omisiones fueron observados por EL DIARIO en su oportunidad, pero solo recibieron oídos sordos del gobierno y su dependencia cancilleresca, adoptando así una situación de complicidad con la parte contraria y un desprecio absoluto a la opinión pública nacional.

Al presente, el juicio presentado por Chile en La Haya se encuentra en etapa avanzada y podría dictar su sentencia hasta mediados del presente año. Sin embargo, aún falta que se cumpla la instancia de los alegatos orales, cuya realización deberá señalar ese organismo internacional en el curso del presente mes.

Este último recurso de los alegatos orales es todavía una oportunidad para que la Cancillería boliviana pueda poner a salvo las aguas del Silala, vergonzosamente comprometidas por Evo Morales con actitud voluntariosa y de traición a la Patria, ya que el daño que causaría al pueblo boliviano sería de magnitud inmensurable y tan grave como la pérdida del territorio marítimo del Litoral en 1879. Una decisión oportuna, pese a que ahora Bolivia no tiene abogados que la defiendan en La Haya, podría evitar otra derrota en relación con la causa boliviana.