Más de 3.500 estudiantes de cultura en urbe alteña

Nadie hubiese imaginado que la Escuela Municipal de Artes (EMDA) de la ciudad de El Alto naciera a partir de las esporádicas presentaciones de un maestro de violín en las diferentes calles y plazas de la urbe, quien logró atraer la atención de autoridades y personalidades del momento, entrando en el imaginario de cientos de niños y jóvenes de escasos recursos.

El maestro de violín Freddy Céspedes tenía un sueño, conformar una orquesta sinfónica propia de la ciudad de El Alto, integrada por jóvenes y niños. Esto se concretaría en el 2001, con la fundación de la Escuela Municipal de Artes, que tendría en inicio áreas como música clásica, artes plásticas, danza folklórica y teatro, siendo estas gratuitas.

Dos de sus características esenciales han sido la inclusión de niños y adolescentes de bajos recursos, brindándoles espacios de formación artística, además de otorgarles becas y cursos especiales, financiados por el Gobierno Autónomo Municipal de El Alto y apoyados por organismos de cooperación extranjera. Del mismo modo difunde y replica sus diferentes actividades en los 14 distritos de la urbe alteña, incentivando a un mayor número de personas a unirse a este proyecto.

Dos años después de su fundación, EMDA incluye nuevas áreas, como danza clásica y cinematografía, posteriormente en 2007, se agrega el taller de música folklórica, formando distintos elencos en cada grupo, paralelamente estos cursos son llevados a los Centros de Recursos Pedagógicos del Gobierno Autónomo Municipal de El Alto, cultivando en el proceso a nuevos jóvenes talentos, que posteriormente tomarían la batuta en la enseñanza dentro del EMDA.

“Era un aporte al desarrollo humano, porque se formaban niños y jóvenes que en un futuro serían autoridades y personalidades reconocidas, mediante la sensibilización y la apertura de nuevos espacios para ellos, de entre los cuales destacan la Orquesta Sinfónica de El Alto, reconocida a nivel internacional, el violinista Gabriel Bilbao, becado en Europa, Rosmery Mamani, artista plástica destacada en el extranjero, Carlos Aduviri, el primer boliviano nominado a los premios Goya, por mencionar algunos de los logros de la escuela”, recalcó Cinthia Nogales, Coordinadora de la Dirección de Culturas.

La EMDA no solo ha experimentado éxitos a lo largo de su historia, pues el infortunio también ha estado presente en su camino, como lo sucedido en 2003 durante la quema de la Alcaldía, ya que varios de sus predios resultaron afectados junto a la pérdida de equipos e instrumentos por el fuego. Otro momento crítico se vivió entre el 2010 y el 2015, años en los cuales, el número de estudiantes asistentes a la escuela disminuyó drásticamente, debido a una serie de malentendidos con la administración edil de turno.

En la actualidad, la Escuela Municipal de Artes se encuentra en uno de sus mejores momentos gracias al apoyo del Gobierno Autónomo Municipal de El Alto, logrando agrupar a una población de más de 3.500 estudiantes en lo que va del año y contando con ocho áreas artísticas estables, diferentes talleres y presentaciones en los 14 distritos de la ciudad.

El director de Culturas, Iván Unzueta, afirmó que esta es una de las instituciones culturales más grandes del país, no solo por las áreas y el grado de formación que posee, sino por el enfoque de apoyo a los niños y adolescentes de bajos recursos económicos, que, después de 21 años, aún se mantiene de forma gratuita.

“Nuestros grandes desafíos en la actualidad son el conseguir un ambiente propio para el uso exclusivo de los estudiantes, también está la necesidad de que la Escuela Municipal de las Artes pueda dar una certificación curricular consecuente con el tiempo de formación que han tenido nuestros artistas y que exista un intercambio curricular con otras escuelas de arte similares. Aún falta mucho, pero es la mejor apuesta que un Gobierno Municipal puede hacer para el desarrollo humano de sus jóvenes y niños”, destacó Unzueta.

Hoy en día la Escuela Municipal de Artes de El Alto continúa con su progreso y los logros se ven reflejados en los rostros sonrientes de los niños y jóvenes al momento de iniciar una presentación, siendo su más grande retribución el aplauso de un público, que vuelve a soñar como ellos lo hicieran al ver a un violinista solitario creando arte. (AMI)