"No nos dejen solas"
> Son 258 mujeres que están recluidas dentro del penal de Obrajes, de ese total el 30% ya tiene sentencia y el 70% está aún con detención preventiva, según la directora, capitán Betty Valdez.
“Eres fuerte, hasta que recuerdas lo que sucedió, y un mar de llanto te invade, y ves que a tu alrededor quedaste abandonada”. Con los guantes de goma puestos y un cobertor de plástico en la cintura que usa para lavar decenas de prendas, Juana relata paso a paso su ingreso a la cárcel. Cada minuto en estos seis años le ha enseñado que son momentos en los que hasta la familia abandona a una mujer privada de libertad.
“Me dieron 20 años y sé que no es suficiente para pagar lo que hice. Pero la vida me ha dado la oportunidad de arrepentirme. Lo que llevó en mi corazón nunca me lo voy a perdonar, quizás 20 años es poco por lo que debo pagar, pero en esa penuria mi propia familia me ha abandonado. Nunca he recibido visitas de nadie más que de mi hija”, cuenta a ANF la mujer de 57 años sentenciada por homicidio.
Fue un día de visita en el penal de mujeres de Obrajes en La Paz. Comparativamente a los penales de varones, el panorama mostraba poca presencia de gente. En su mayoría, las privadas de libertad reciben a sus hijos o amistades muy cercanas. Se ve muy esporádicamente la presencia de sus parejas.
Para Julia de 54 años, que llegó del área rural, su situación es muy similar. Se repite constantemente: “por mi culpa me han abandonado”, y aprieta fuerte entre las caídas de sus lágrimas esas dos carpetas con las que aprendió a leer y a escribir dentro de este penal. Apenas hablaba el castellano, lo que le impedía comunicarse con la mayoría de las mujeres dentro del penal que no comprenden el aimara. Pero lo hizo, estudió ahí dentro.
“Duele tanto ingresar. Duele no conocer a nadie y sentirse sola. Asumo mi error, pero mi pena es quedarme sola. De toda mi familia a nadie he visto, solo a mis hijos”. Nadie, ni siquiera sus hermanos fueron a verla en estos nueve años.
Son 258 mujeres que están recluidas dentro del penal de Obrajes en la urbe paceña. Su directora, la capitana Betty Valdez, da cuenta que de ese total el 30% ya tiene una sentencia y el 70% está aún con detención preventiva. En el marco de los proyectos y disposiciones de la Dirección de Régimen Penitenciario cada una de ellas cumple determinadas tareas que ayudan incluso a generar recursos para solventar los gastos de los hijos que deben mantener afuera.
Por delitos de robos, estafas, narcotráfico, complicidad y asesinatos, entre otros, un total de 258 mujeres están recluidas dentro del penal de Obrajes en la urbe paceña. Su directora, la capitana Betty Valdez da cuenta que “de ese total el 30% ya tienen una sentencia y el 70% están con detención preventiva”.
Es así que sólo 72 de ellas cuentan con una sentencia. “Entre el total de la población tenemos a nueve adultas mayores. Respecto de los niños hay una cantidad de 27 (de cero a seis años) que viven con sus madres dentro del penal”, informó Valdez.
Se sienten solas, abandonadas y con un inmenso temor de cumplir su pena y al salir encontrarse con esa misma indiferencia.
María, de 53 años, también está consciente del delito de narcotráfico que cometió, pero quiere encaminar su vida y ya ha proyectado incluso un pequeño puesto de comida. Lleva 11 años purgando su condena. Pese a la decepción que en su momento sintieron dos de sus cinco hijos, todos ellos la esperan afuera para recomenzar y tener una nueva oportunidad.
“11 años en los que todos se han olvidado de mí, ni mis hermanos, ni amigos, solo mis hijos. Ni un abrazo, ni una palabra de apoyo de nadie he tenido en este tiempo, solo de ellos, de mis hijos”, relata con llanto recordando que ninguno de sus siete hermanos se acordó de ella en este tiempo, que incluso cambiaron de números de teléfono para que ella ya no los busque.
La capitana Betty Valdez recomienda ante esto que pese a los hechos que cometieron, merecen no ser olvidadas, particularmente por su familia. “Vengan, visítenlas. Necesitan el apoyo de sus familiares, de sus esposos. Todos cometemos errores y estas mueres quieren salir adelante”.
Esta no solo es la realidad en Bolivia. En América Latina, las mujeres privadas de libertad son un sector que sufre diferentes ejercicios de discriminación y violencia, que pasa desde el abandono de sus familias por su condición y el estigma de la sociedad cuando salen libres e intentan emprender el desafío de la reinserción.
Por ello al igual que en varias regiones, en Bolivia se comenzó a abordar el sistema post penitenciario, para acompañar a estas mujeres en un proceso de reinserción tras su salida de la cárcel.
Conmemorando el “Día Internacional de la Mujer”, hoy se llevará adelante una feria dentro del penal de Obrajes, las mujeres privadas de libertad darán a conocer sus proyectos y pondrán a la venta todos los productos que realizan. (ANF)
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