El poder de la publicidad y la propaganda es inmenso, especialmente cuando se trata de difundir ideologías y posiciones políticas de extrema izquierda o derecha. Así comprendieron quienes en la historia de los últimos doscientos años han comprendido la necesidad de contar con instrumentos convincentes para que los pueblos crean, para que se consubstancien con lo propagado y para que aprendan determinadas normas expuestas justamente para convencer.
Esta es realidad que el masismo ha recogido de sus jefes socialistas y comunistas tanto de la Unión Soviética como de Cuba, Corea del Norte y otras naciones que abrazaron el comunismo, normas que en su momento adoptaron Venezuela y Nicaragua; doctrinas que han sostenido por mucho tiempo a la FARC colombiana y en el Perú a Sendero luminoso, ideas y doctrinas que el Che Guevara, jefe de las incursiones guerrilleras en Bolivia el año 1967, trató de difundir, aunque sin éxito.
Los marxistas-leninistas habidos en Bolivia aunque no racionalmente convencidos de las doctrinas que les sirvieron de base para sus desempeños, también han esperado que la publicidad y propaganda sean las principales aliadas para conducir al pueblo por las sendas del socialismo; el MAS, partido de Evo Morales y García Linera no podía ser la excepción. El socialismo busca enriquecer a sus entornos y hacerlos poderosos mediante el engaño, la mentira y las ofertas fantasiosas.
Muchos países del Cuarto y Tercer Mundo, impelidos por la pobreza, han depositado esperanzas en las “grandezas” del socialismo y han creído en todos los beneficios que les contaron y ello fue el principio para que sean entabladas luchas tribales, en las que los más aprovechados han sido comunistas disfrazados de socialistas y de otros extremos en que los derechos humanos estaban reservados a quienes practicaban esas doctrinas materialistas. Así, el socialismo, donde haya predicado e inculcado su ideología, ha encontrado grandes condiciones para enriquecerse y adquirir poder, ha logrado convencer a muchos pueblos teniendo como instrumento convincente a la mentira y al engaño que ha empobrecido más a los pueblos, víctimas de la publicidad y la propaganda.
Todo ello permite asociarlo a lo ocurrido en Bolivia y razonar: tanto gastó el MAS en propaganda y publicidad que sobrepasaría en mucho los presupuestos generales de muchos gobiernos del pasado. El excesivo gasto en publicidad del anterior gobierno demuestra lo artero de las campañas masistas, lo engañosos que han sido los gobernantes de casi 14 años y cuán dañino ha sido su paso por el poder, cumpliendo consignas para el mayor desgobierno habido en la historia del país.
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