Alrededor de un millón
> Si bien las tasas de interés son vitales a la hora de adquirir un crédito, el sector de las microfinanzas señalan a la Ley de Servicios Financieros, que no cumplió con su objetivo inclusivo
Alrededor de un millón de prestatarios de microfinanzas migraron al sector informal, debido en parte a la nueva Ley de Servicios Financieros así como también por el cambio de la estructura de los negocios, y ahora las entidades tienen desafíos para revertir esta situación, según se desprende de una presentación que realizaron sobre el estado de las microfinanzas y su inclusión, realizado ayer.
Bolivia pasó del segundo lugar al décimo octavo puesto en el ranking de microfinanzas. Los dos estudios presentados en el Seminario y Conservatorio ‘’Perspectivas para Rescatar la Inclusión Financiera para las Micro y Pequeñas Empresas en Bolivia’’, de deserción de clientes de entidades microfinancieras presentado por Ciesmori y efectos del nuevo enfoque regulatorio y de supervisión en la inclusión financiera en Bolivia por Marcelo Villafani, muestran la reducción de prestatarios en los últimos años, debido a la ley así como a la fijación de cupos de crédito.
Los estudios muestran que hubo una deserción de prestatarios de alrededor de un millón, que migraron al mercado informal, y esto afecta a las entidades de microfinanzas, y ahora el desafió que tenemos es, en trabajo conjunto con las autoridades de gobierno, cómo recuperar esos clientes, planteó Gustavo García Ugarte, presidente de la Asociación de Entidades Financieras Especializadas en Micro Finanzas (Asofin).
Estudio de deserción de clientes de entidades microfinancieras presentado por Ciesmori mostró un panorama poco alentador de lo que sucedió en los últimos años en el sector, debido a las normativas y el surgimiento de actores no regulados.
Entre tanto, Marcelo Villafani, que presentó el documento de efectos del nuevo enfoque regulatorio y de supervisión en la inclusión financiera en Bolivia, precisó que el número de prestatarios bajó de 30.000 por mes a solo 18.000, que lo atribuye en parte a la Ley de Servicios Financieros y al establecimiento de cupos para créditos productivo, entre el periodo 2007-2018.
Si bien la caída es visible, Villafani señaló que la situación no se agravó debido a la participación de las Instituciones Financieras de Desarrollo (IFDs), la cuales no tienen cupos en la otorgación de créditos.
En su análisis, de 2007 a 2018, Villafani muestra que la tendencia siempre va hacia abajo, con excepción de los años en que se presentaron precios altos de las materias primas, en donde el número de prestatarios se recupera, 2013, pero un año después volvió a caer.
García señaló que a partir de 2013 se incrementa la deserción de prestatarios, migran en parte a las casas comerciales, que muchas dan préstamos, pero no están reguladas por la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI), sino por la Autoridad de Empresas, y por lo tanto los prestatarios no gozan del defensor del consumidor, y en algún momento a ser sujetos de abusos por parte de éstas.
García aseguró que tienen toda la tecnología para satisfacer las necesidades del microprestatario, avalada por la ASFI, y por ello uno de los desafíos que se plantea es cómo elaborar una estrategia para atraer de nuevo a los que migraron.
CAMBIÓ EL TIPO DE CLIENTE
El economista y docente de la Universidad Católica Bolivia, Gonzalo Chávez, fue el encargado de brindar las conclusiones respecto a los dos estudios presentados, en la que señala que no solo cambió la ley, también el tipo de cliente.
Explicó que la situación estructural de los que piden crédito a las entidades microfinacieras se modificó, ya que ingresó en una competencia en su sector, y ya no registra utilidades altas como lo hacía antes.
Recordó que antes el promedio de microcréditos alcanzaba a 8.000 millones de dólares y ahora va por los 25.000 millones y en promedio tiene 2 millones de prestatarios.
Dijo que antes el receptor del crédito tenía la posibilidad de pagar tasas de interés elevadas, pero ahora su rentabilidad es menor, y entonces plantea que las entidades del sector tienen un desafío técnico.
Antes se pensaba que no se necesitaba el capital físico sino social, resultaba una idea buena, y el comercio era rentable, ahora la situación cambió, y por ello recomendó a los representantes de las instituciones microfinancieras, que tiene que innovar y buscar nuevos recursos para revertir esta situación.
Aseguró que esa situación por la que pasa el sector estaría asociada a la calidad del crecimiento. Dijo que desde 2014 se registró una desaceleración de la tasa de crecimiento, y la aplicación del modelo provocó el éxito o el fracaso de las microfinanzas.
En ese contexto, explicó que la productividad juega un papel importante, ya que el país tenía un sector menos productivo que estaba en el campo y uno de mayor productividad, como la industria, pero durante los 14 años, el primer grupo se trasladó al área informal, y es por ello que los clientes tienen empleos de baja calidad, como comercio y servicios, que son menos productivos.
Ante ese panorama, señaló que mayor competencia y baja productividad reduce el número de clientes de las microfinancieras.
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