Hay frases o palabras que por su significado y necesidad de aplicarlas en el país, adquieren importancia. Una de ellas es la dicha por el candidato de Comunidad Ciudadana: “Necesidad de reconciliación y reencuentro”. Efectivamente, el país requiere una reconciliación entre todos, un encuentro en pos de buscar y encontrar los mejores caminos para que los bolivianos hagamos frente a diferentes problemas y hacerlo en paz y armonía, lejos de posiciones revanchistas o resentimientos y complejos que buscan desquites y venganzas que nunca deben producirse.
El sentir de todos los bolivianos requiere, innegablemente, que haya un encuentro entre todos; una forma de unidad que permita sentir y obrar de acuerdo con lo que importa e interesa a todos, un medio para encarar conjuntamente lo que haya que hacer como depurar lo malo, perfeccionar lo imperfecto y avanzar por los debidos senderos todo lo bien que sea necesario. Un encuentro que aúne voluntades, coraje y decisiones positivas en todos sin distinción alguna y sólo teniendo como meta los intereses nacionales. Una conciencia que permita efectivamente tener todos los integrantes de la nación, una conciencia de país que es la condición que casi siempre nos hizo falta, especialmente a nivel de gobiernos y de políticos en carrera para alcanzar los poderes del Estado.
Muchas veces, existe confusión entre lo que significa “encuentro” y “reencuentro”; términos castellanos que el diccionario define como: “Encuentro.- Acto de coincidir en un punto, dos o más cosas, por lo común chocando una con otra. Acto de encontrarse o hallarse dos o más personas. Oposición, contradicción. Discusión, pelea o riña. Entrevista entre dos o más personas con el fin de resolver o preparar algún asunto”. Por su parte, el “Reencuentro.- Señala acción o efecto de reencontrar o reencontrarse. Encuentro de dos cosas que chocan una contra otra. Choque de tropas enemigas en corto número que mutuamente se buscan y se encuentran. Encuentro de fuerzas antagónicas que momentáneamente dejaron de luchar y luego se encuentran nuevamente”.
Bien puede decirse que ambas acepciones implican el mismo significado y sólo se aplican cuando las circunstancias lo exigen; pero, para el entender general, más valdría el término unidad para significar lo más amplio y significativo: unirse en aras de muchos objetivos que signifiquen beneficio para ambas partes. En las circunstancias de un tiempo pre-electoral en que vivimos, lo que corresponde es que haya unidad, concordia y reconciliación entre las partes; que se eviten los enfrentamientos y las discordias; las desavenencias y diferencias que separan y hasta rivalizan. Por supuesto, nadie pretendería, por ejemplo, que dos ideologías distintas en principios y consecuencias coincidan y renuncien a la razón que cada una pueda tener pero que, en general lo ideal sería, en cuestiones coincidentes e iguales en interés del país, se acepten, se respeten y se concreten en hechos positivos.
Es preciso, pues, que la reconciliación se produzca sin que ello implique que delitos y faltas graves cometidos contra el país se olviden o se dejen pasar puesto que, de todos modos, deben ser sometidos a la acción de la justicia conforme a las leyes pero sin odios, revanchismos y pugnas. El país necesita con suma urgencia que en políticas que sean de interés de la colectividad haya coincidencias, acuerdos, concordia y armonía; es urgente conciliar virtudes y valores en aras del bien común alejados de egolatrías, egocentrismos y complejos de superioridad que separan, desunen, desacuerdan y deforman las mejores intenciones y los más sanos propósitos.
Muchas veces, luego de casi 14 años de haber vivido bajo un régimen totalitario, con un manejo irracional de la economía, un derroche de los bienes financieros y atentados permanentes a los derechos de todos los bolivianos por parte del gobierno masista, reconquistadas las libertades y la vigencia de los derechos humanos, se pensó que, finalmente, había llegado el momento de actuar en consonancia con los intereses generales del país pero surgieron los complejos y los intereses y conveniencias creados que determinaron, en el actual panorama pre-electoral, la posible presencia de varias condiciones que, en muchos casos, se sienten confrontando, rivalizando, desunidos y ajenos a los intereses del pueblo.
Será preciso, pues, que los políticos conformen un solo frente para evitar que el poder totalitario del MAS vuelva a avasallar al país. Mientras no haya vocación para combatir efectivamente a la anarquía, al totalitarismo, a la dictadura utilizando los bienes de la unidad y la concordia y la democracia reconquiste las libertades y la vigencia de la justicia, todo resultará deleznable y peligroso.
Nuestros políticos deben tener conciencia de que si ellos no asumen el deber de defender las libertades, la justicia y la democracia colocan al país en las fronteras de un retorno totalitario que podría tener gravísimas consecuencias para el país. Ellos deben asumir los deberes que demanda la situación y lo que venga a futuro; no hacerlo será pecar de un nomeimportismo irresponsable, insensible y totalmente ajeno a lo que se requiere: que el país sea amado y servido y no ser instrumento y medio de conseguir beneficios en favor partidista o personal; en otras palabras, hay que servir a Bolivia y no servirse de ella.
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