Vladimir C. Calatayud Cáceres
Las personas que padecen el Síndrome de Diógenes se encuentran aisladas socialmente y suelen relacionarse solo cuando van en busca de algo o cuando necesitan comprar comida o enseres para sobrevivir. También se le llama Trastorno de Acumulación, y está entre los Trastornos Obsesivos Compulsivos. Se caracteriza fundamentalmente por la acumulación de objetos (ropa, periódicos, artilugios, etc.) y basura, que aparentemente son inservibles, pero para ellos tiene un sentido importante. Diógenes de Sinope fue un filósofo griego de la escuela cínica, conocido por predicar la austeridad y el no atesorar pertenencias. Vivía en un tonel y comía con las manos. Vivía en aislamiento y al margen de todo convencionalismo social.
Características y Sintomatología: Se encuentran socialmente aislados, pues suelen ser personas que viven solas y que han ido rompiendo progresivamente cualquier contacto con las personas de su alrededor. Esto favorece la rigidez mental, es decir, la dificultad de aceptar ideas y criterios diferentes al suyo, aceptando solo como válidos sus propios argumentos, que justifican sus conductas no adaptativas. Hace acumulación ingente de objetos: aparentemente éstos son inservibles pero ellos les otorgan sobrevalor y sienten que deben atesorarlos. Tienden a ordenarlos y clasificarlos por tipos y usos, aunque son incapaces de diferenciar qué objetos son relevantes y cuáles no. Para la persona que padece este síndrome todos ellos son imprescindibles. Esta acumulación suele apoyarse en ciertos pensamientos intrusivos que tienen que ver con la posibilidad de no tener lo que necesitan en situaciones futuras, de pobreza, por ejemplo. Tienen un temor intenso a fallar (por ejemplo a tirar algo que podría necesitar), por lo que la acumulación es también un modo de no enfrentarse a la posibilidad de equivocarse. Esto último suele ser un rasgo que comparten las personas perfeccionistas y autoexigentes.
Muestran además muy baja tolerancia a emociones negativas como tristeza, frustración, sensación de vacío, etc. Para ellos, los objetos no solo llenan un espacio físico, sino un vacío emocional muy grande y un deseo de apego que no saben cómo gestionar. Estas personas pueden haberse sentido rechazadas o dañadas, y a menudo subyace una creencia, por debajo de la acumulación, de que las relaciones con objetos son más seguras que las relaciones con personas. Hay un abandono progresivo de la higiene personal y de autocuidado en alimentación y hábitos saludables, que van de la mano con un abandono progresivo de convencionalismos sociales. Precisamente esta falta de higiene suele hacer que la convivencia con los demás sea complicada y, además, generalmente no tienen conciencia de que sus conductas acumulativas tengan consecuencias negativas para ellos o para las personas de su alrededor. Hay que tener en cuenta que la acumulación de objetos y basura suele provocar malos olores, plagas de insectos o de roedores, e incluso en casos extremos de acumulación, el exceso de peso en la vivienda puede provocar derrumbamientos.
Generalmente el tratamiento de este tipo de pacientes es complicado, en primer lugar porque es poco frecuente que ellos acudan a tratamiento por su propio pie, y al encontrarse aislados, no suelen disponer de apoyo social (familia, amigos) que los motiven a ir a sesiones de terapia. Parte del tratamiento se basaría en modificar los hábitos de descuido personal, conseguir que la persona vea la importancia de los mismos, se asee y se alimente adecuadamente. Esto puede favorecer la autoestima de la persona y funcionará como facilitador para el acercamiento al ámbito social y la inclusión en el mismo.
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