Álvaro Numbela Tejada
La población boliviana tiene que saber cómo interpretan las aspiraciones sociales los partidos políticos, organizaciones permanentes que mantienen una relación regular y variable a escala nacional. Así piensa la Fundación Coral Mozartino que en los siguientes días hará conocer su ópera titulada “Las Elecciones 2020” como una clara contribución al desarrollo de las formas democráticas de organización, político-social.
LOS ENCUENTROS
Entre tanto corresponde indicar que con un buen gusto en la ciudad de La Paz, bajo la denominación de “Debate por Bolivia, un reencuentro con el Pueblo”, se viene ejecutando el derecho del pueblo boliviano a tener una información relacionada con los programas de gobierno que proponen los partidos políticos para acceder al manejo del Poder de Estado. Entre otras cosas, la iniciativa corresponde a la Universidad Mayor de San Andrés - EL DIARIO, que en una especie de alianza tienen el objetivo de hacer conocer todo lo relativo a la conquista del Poder que se efectuará, próximamente.
El reconocimiento a la pluralidad de los partidos, que hace EL DIARIO, como la Universidad, es la garantía del ejercicio de sus derechos. Un trabajo que -ahora más que nunca- les representa el beneficio de captar el mayor número de adherentes. Todo lo cual es una consecuencia de la libertad de asociación: elemento que permite la libertad de expresión en el sufragio.
LA CONFRONTACIÓN
La confrontación así motivada, si bien puede beneficiar a aquellos que sabrán proponer cosas conforme a la natural coherencia de la sociedad boliviana, los demás que seguramente irán con base a ideologías foráneas, quedarán atrás, sin la adhesión deseada. Así de simple resultará para los partidos políticos que se forman y ejercen libremente su actividad.
De todas las maneras, el acceso a los medios de información tanto del Estado como de las Instituciones, a los partidos políticos, se siente que les está asegurada de manera igualitaria. Bajo el control jurisdiccional de un verdadero Poder Judicial, que lamentablemente falta en Bolivia.
Entre tanto, el derecho de la oposición –así sea en desventaja con la presencia de candidatos-presidentes a la vez- va hacia la conformación de una nueva mayoría que tiene una garantía en la libertad de asociación, para lograr representaciones proporcionales en la Asamblea Nacional, en el respeto del orden y la libertad.
Sin embargo, conviene decir que la corrupción del dinero y la violencia que se utilizará, podría ser evitada por un control posterior de jurisdicción, al trabajo que realice el Tribunal Electoral, organismo técnico que garantiza, simplemente, la realización de operaciones electorales nacionales. Por consiguiente, los partidos tendrían que publicar sus presupuestos de realizaciones, aunque estemos muy lejos de semejantes actos de legalidad. Mas queda que la organización regular de elecciones con el sufragio universal directo y secreto permita al pueblo expresar su criterio sobre la actividad de los elegidos y sobre la gestión gubernamental. Y los partidos de mayoría como aquellos de la oposición respeten el veredicto que se tendrá mediante el sufragio universal.
He ahí la razón única para pensar en elecciones “transparentes y libres”, como quieren el Soberano y la comunidad internacional vigilante.
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