Israel Camacho Monje
No otra cosa es la determinación del Poder Judicial de Bolivia -todavía en manos de residuos del “masismo evista”- que asombrosamente ha premiado, dizque al menor de 16 años de edad, con la mínima sentencia de 6 años de cárcel, por haber cometido “la travesura” de haberle quitado la vida a su ex enamorada, por el solo hecho de haberlo rechazado.
El ciudadano común les aclara a los del “masismo evista” en funciones del Poder Judicial, que el supuesto menor de 16 años de edad, en la cruda realidad, es un adolescente, y como tal ha cometido el delito de asesinato a sangre fría. Y para que la ciudadanía boliviana entienda bien, transcribo partes de una nota publicada en EL DIARIO, del día 12 de marzo de 2020, y cuyo título dice: “Menor es condenado a 6 años de reclusión”.
La nota expresa: “Abigail y Tadeo habían terminado su relación el día martes 4 de junio de 2019, desde ese día, él insiste en volver a verla, y concretan una cita para el día viernes 7 de junio en la zona San Miguel, al sur de la urbe paceña. Se encontraron en el lugar acordado y se dirigieron al domicilio de Tadeo, ubicado en la zona Alto Achumani” y como al parecer todo ya estaba premeditado, en la habitación de Tadeo procede a vejarla y empieza a torturarla; seguramente le amarró los brazos, por eso es que sus muñecas tienen cortaduras y además 25 puñaladas”.
“Cuando Abigail comienza a agonizar, Tadeo sacó a la joven de su casa, rumbo al cañón de un cerro, próximo a su vivienda”. Y según relato de la jurista entrevistada, para hacer ese recorrido con Abigail agonizando, Tadeo tendría que haber tenido la ayuda de una tercera persona.
El desgraciado final de todo lo anterior es que el “horroroso e inhumano crimen” cometido -con todos los agravantes de ley- por el adolescente Tadeo recién sería descubierto por la Policía a los tres días de la desaparición de Abigail, el domingo 9 de junio de 2019.
Por ello el ciudadano común considera que la sentencia de 6 años de cárcel para un asesino confeso, disfrazado como menor de edad por los operadores de la mal llamada justicia boliviana, constituye carta blanca para todos los adolescentes y niños menores de edad con tendencias criminales.
Me refiero, por un lado, a lo que pasó años atrás en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, cuando un grupo de adolescentes de la clase acomodada económicamente violaron a una compañera de curso, y a pesar de la recriminación de la población boliviana, los jueces les dieron como castigo la detención domiciliaria, esperando a que el caso quede en el olvido. Por otro lado, en meses pasados en la ciudad de Oruro, un grupo de niños vejó a otro niño, advirtiéndole que si su padre no renunciaba al cargo de presidente de la junta de vecinos, le va ir peor. Y la justicia boliviana… bien gracias.
Por todo lo anterior, el ciudadano común considera que los delitos criminales cometidos por menores, como los mencionados, merecen la pena carcelaria de 30 años sin derecho a indulto. Eso significa internarlos en centros de rehabilitación social hasta que cumplan la mayoría de edad, para de inmediato ser trasladados a los recintos carcelarios, donde cumplan el resto de su sentencia.
En caso contrario, las consecuencias sobrepasarán y por mucho a los delictivos feminicidios. ¿Verdad que sí?
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