Para nadie es extraño que el gobierno haya encontrado prácticamente deshecha la industria debido a las malas políticas aplicadas durante muchos años con el pretexto de que “eran parte del capitalismo”. Extraña forma de encarar la producción de un país tan solo por seguir dictados de una ideología desde el año 1917, cuando se impuso el comunismo en lo que fue la Unión Soviética y se expandió por diversos países de Europa y Asia.
La industria manufacturera en Bolivia ha sufrido rezagos importantes y ante los reclamos surgían las presiones tributarias o las amenazas directas a propietarios y familiares que, ante tal situación no tuvieron otro remedio que acudir a préstamos para compra de insumos con la finalidad de producir poco y, en casos, dentro de una economía familiar de sobrevivencia. El gobierno ha sostenido “que desarrollaba políticas de apoyo a la industria nacional e incitaba a los empresarios para que logren crecimiento”; hacía todo tipo de ofrecimientos como la baja de aranceles para importar materia prima, préstamos bancarios en condiciones favorables, otorgación de créditos con bajos intereses y garantías para conseguir mercados; pero la realidad fue puro engaño y propaganda entre sus adherentes partidarios.
El gobierno puede estar seguro de que han encontrado debilitado todo el aparato productivo privado y que requiere, con urgencia, apoyo no solo económico-financiero con préstamos accesibles, moratoria para el pago de obligaciones tributarias, combatir al contrabando y garantías para un desarrollo armónico y sostenido. La industria manufacturera, llámese “grande” (un término eufemístico que pretende grandezas aparentes), industria mediana y la pequeña o PYMES que se encuentran abocadas a labores de recuperación que demandará mucho tiempo.
Es importante que sean apoyadas las nuevas inversiones del sector privado, lo que antes no fue posible por las represalias; ahora, con las debidas garantías, con seguridad que muchos empresarios que poseen dinero o pueden conseguirlo conformando consorcios familiares estarían dispuestos a invertir para renovar maquinaria, adquirir nueva con tecnología moderna, asegurar provisión de materia prima y planificar su economía de tal modo que resulte productiva con valor agregado y logre alcanzar buenos mercados internos y externos.
Es tiempo de incitar a la recuperación de los cuadros productivos, con la creación de puestos de trabajo que darán esperanzas y oportunidades a jóvenes -muchos de ellos profesionales- para que encuentren en el propio país fuentes de producción. Tales situaciones les permitirán desarrollarse más y perfeccionar sus conocimientos, además de asegurar el futuro de sus familias. Muchos de esos jóvenes contarán con el tiempo con las capacidades y condiciones para instalar nuevas industrias y de este modo diversificar la producción. Es urgente, finalmente, que el gobierno combata al contrabando con mucha energía.
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