Es de conocimiento generalizado que desde hace bastante tiempo nuestra gente usaba los billetes así estén colados una, dos o más veces, con “diurex”. En el comercio formal e informal éstos eran aceptados sin que constituya mayor problema. Hasta se dieron los casos de que habiendo sido rayados, sellados -como sucedió en alguna acción política- con un lema político, circulaban normalmente, pese a una que otra observación aislada. Se puede decir que esos diferentes cortes de papel moneda -hablamos de los antiguos, aunque eran maltratados, pues muchas personas incluso hacían “avioncitos” con ellos- duraban, aguantaban. Hablo de los billetes de la “República de Bolivia”, los que habían entrado en circulación en 1987, y que a la fecha continúan siendo utilizados.
Se debe recordar que en abril de 2018, el anterior gobierno colocó para su circulación los nuevos, que mostraban el distintivo principal de que eran del “Estado Plurinacional de Bolivia”. Para mucha gente resultaron ser “muy coloridos y folklóricos”. En esa oportunidad fue lanzado el corte de diez bolivianos, y así sucesivamente el resto de los cortes de 20, 50, 100, cada tres meses. Un año más tarde, abril de 2019, el más “fuerte”, o sea el de 200 Bs, fue lanzado. Ese régimen invirtió la suma de 38,9 millones de dólares para pagar la realización de tales cortes, que habían sido encargados a una empresa francesa. Arguyeron que los mismos tenían bastantes medidas de seguridad para evitar falsificaciones, y en ese sentido destacaron “las visibles fibrillas y a contraluz la marca de agua y el motivo coincidente. En el toque se siente la calidad del papel, la impresión es alto relieve, y las barras y líneas de igual manera”, agregaron.
Asimismo se desgañitaron en enfatizar: son los mejores que hasta hoy tuvo Bolivia; además están entre los más bonitos del orbe, ya que por ejemplo el de 20 Bs entró al ranking de los 10 más bonitos del mundo, según la Sociedad Internacional de Billetes Bancarios, que lo eligió entre 150 nuevos a nivel mundial”. Lo cierto es que en el anterior gobierno hacían “noticia” de todo y nada; los billetes nuevos no fueron la excepción, tal como declararon a los representantes de los medios de comunicación en mayo del pasado año.
Ahora bien, lo evidente es: cuando ni siquiera han transcurrido dos años de su puesta en circulación, los mismos ya están deteriorados. Nuestra gente protesta y se queja de que “ya rotos nadie los quiere recibir, siendo lo peor que ni siquiera se los puede colar -como se hacía con los anteriores- porque su material no sirve”. Ciertamente, se trata de un billete “nuevo” que está ya “recontraviejo”, en forma paradójica, a pesar del escaso tiempo de su uso. Aunque es colado con cualquier elemento, no es aceptado en el mercado, en el servicio de transporte público, y en ningún lado.
Lo curioso resulta que los anteriores billetes, reitero, puestos en circulación en 1987, se hallan en mejores condiciones y son más aceptados por la ciudadanía, aunque, claro, sus distintos cortes han sido renovados con cierta periodicidad. Pero no cabe duda que “duran más, y su papel moneda es de mejor calidad”, exclama el ciudadano de a pie que a la vez se pregunta: ¿cuándo renovarán los billetes nuevos de todos los cortes, ya que se mandó a imprimir en ese entonces 671 millones de piezas de 10, 20, 50, 100 y 200 Bs? Ciertamente, hasta por razones de salud esos billetes nuevos, ya “recontraviejos” hoy, debieran ser retirados de circulación.
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