Información pormenorizada publicada en este diario (17/3/2020) señala: “Aproximadamente 5 mil hectáreas del Parque Nacional de Otuquis ubicado en Santa Cruz fueron afectadas por el incendio forestal, según la Secretaría de Medio Ambiente”. Se ha dicho que “las llamas habían ingresado desde el Brasil hasta esta área protegida que se encuentra entre los municipios de Puerto Quijarro y Puerto Suárez”.
Hace poco hemos sufrido la devastación de millones de hectáreas de bosques y selvas por los incendios de la Chiquitania; combatir las llamas, la muerte de millones de especies vegetales y animales costó muchísimo al país y hasta se tuvo que lamentar la pérdida de técnicos y personal voluntario que murieron en los intentos por combatir las llamas; pero parece que todo habría sido inútil porque posiblemente no fueron aprovechadas las experiencias recogidas por esas desgracias que, como nunca, ha sufrido nuestro país y cuya reposición costará grande cantidad de dinero y el paso de mucho tiempo.
Como siempre nos ocurre, las experiencias de desgracias sufridas no sabemos aprovecharlas los bolivianos y permitimos que descomunales problemas se repitan, como en el caso de los voraces incendios en la Chiquitania. Se expresó hace poco que se “ha adoptado una serie de medidas que impidan la repetición de estos atentados”. Sin embargo la quemazón de más de 5 mil hectáreas forestales en Otuquis muestra que no han sido tomadas previsiones para evitar lo ocurrido. La información de este diario señala: “Uno de los incendios se encuentra en Pimientas, cercano a la laguna Cáceres, al lado norte de Puerto Suárez, y el otro al sur, cerca de Puerto Busch”. Como ocurre en la mayoría de los casos, “está siempre latente el peligro de que las llamas alcancen muchos sitios y los incendios sean trasladados por los vientos de una a otra zona hasta alcanzar proporciones muy grandes”. El anuncio es claro y las autoridades deberían adoptar las medidas más rápidas y efectivas para evitar su expansión a llanuras siempre expuestas a desgracias de este tipo.
Luego de lo sufrido en la Chiquitania, hubo informes de que regiones de Tarija y Beni estarían en peligro casi permanente de que se produzcan incendios y son escasos los informes de autoridades sobre estos posibles hechos que, de producirse, seguirían causando los inmensos daños sufridos hasta hace pocos meses. Las experiencias señalan la urgencia de vigilar y controlar a chaqueadores que “buscan terrenos para la agricultura incendiando bosques y pastizales”. Es urgente prevenir estos casos y evitar los incendios provocados y extrañamente autorizados mediante disposiciones legales por el anterior gobierno; disposiciones que hasta ahora no han sido derogadas y siguen en vigencia. Será preciso que las autoridades se interioricen de hechos que amenazan seriamente al país por la acción de las llamas.
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