No somos un país practicante de la disciplina

La coyuntura de estos días nos está situando ante la obligación de cambiar los diferentes tipos de mentalidades en las sociedades, la llegada de pandemia nos ha tomado por sorpresa, principalmente a nuestra región, puesto que a pesar de todos los esfuerzos que están realizando los gobiernos de turno, en varios casos las situaciones se están saliendo de control.

En nuestros días vemos que por necesidad, en especial aquellas familias que se sostienen con el comercio diario no tienen otro remedio que salir a las calles, a pesar de conocer el alto grado de riesgo de contagio que puedan concebir, por lo general no hay reglamentos personalizados para apoyar a cada familia de modo singular. Es un desafío para el Instituto Nacional de Estadística (INE), para trabajar ya no solamente en datos y cifras en el sector formal sino también en estos espacios donde está sucediendo un mayor crecimiento, puesto que esta información es difundida en nuestra balanza de pagos.

Por otra parte, hemos podido conocer por los medios de comunicación acerca de personas que también se aprovechan de esta situación, quebrantado las reglas de lo establecido para intentar cuidar a la ciudadanía. Es innegable que notamos una carencia de valores y principios morales en su educación, puesto que, en aplicación de su sano juicio, no temen las consecuencias de sus actos más allá de sí mismos.

Ante la llegada de la quincena, según a la evaluación que realizará el gobierno central, la ansiedad con el paso del tiempo está empezando a convertirse en el enemigo principal, por las diferentes necesidades que alberga; principalmente en la economía.

Es muy cierto, como describen muchas personas, que después de salir de este gran problema las cosas no volverán a ser las mismas.

La predicción aproximada indica que el gobierno de turno tendrá la mayor responsabilidad para el desarrollo sostenible de nuestro país, pues el cierre de muchos pequeños y medianos emprendimientos será inevitable en el sector privado. Notaremos la reducción de aquellas grandes corporaciones, es posible que se desarrolle la fusión entre estos grandes contribuyentes, a fin de subsistir con el abastecimiento de bienes de consumo en inicio en el mercado local.

El comercio exterior con seguridad tendrá mayores controles, incluyendo los servicios aéreos; sin embargo podremos ver una mayor fluctuación de estas actividades en el sector informal con el fin de preservar la estabilidad en las familias.

Las opciones de solución dejan la reflexión de que ya el pensamiento esclavista y competitivo debe quedar en el olvido, puesto que ahora corresponde velar por el bienestar de las familias bolivianas, a pesar de ser castigadas por una serie de amenazas que atentan contra ellas. Es momento de unificar esfuerzos para salir juntos adelante, como aprendimos de nuestros antepasados, es momento de ya no pensar en el egoísmo, sino en las preocupaciones colectivas, no sólo desde los medios de prensa, sino con el aporte individual.