Por el Covid-19
El Banco Mundial pronosticó que los efectos del Covid-19 en la economía global sumirán a Latinoamérica en una contracción del PIB de 4,6% en 2020, que se verá agudizada por los magros resultados de la última década, las protestas sociales de 2019 y la caída de los precios del petróleo.
Este panorama económico, en opinión del vicepresidente para la región de América Latina y el Caribe, Humberto López, nos pone ante la incuestionable realidad de ayudar a las personas a enfrentar los desafíos mayúsculos y asegurarnos que los mercados financieros y los empleadores puedan superar la tormenta.
“Esto significa limitar los daños y sentar las bases para la recuperación tan pronto como sea posible de la economía global”, dijo al señalar que para el 2021, se espera un retorno del crecimiento desalentador de 2,6%.
El informe semestral del Banco Mundial fue revelado hoy, en el marco del escenario actual de la pandemia, que ha puesto en emergencia a las economías de todos los países del mundo.
Esta situación ha puesto sobre la mesa de análisis de cada gobierno en la región la necesidad de respaldar a las instituciones del sector financiero y a las fuentes de empleo más importantes, en procura de que puedan superar la crisis y no desaparecer en el intento.
La pandemia del coronavirus está provocando un gran shock de oferta. Se prevé que la demanda de China y los países del G7 decaiga abruptamente, impactando a los países exportadores de materias primas en América del Sur y a los países exportadores de servicios y bienes industriales en América Central y el Caribe. Un colapso del turismo tendría un impacto muy severo en algunos países caribeños.
Muchos países de América Latina y el Caribe se enfrentan a esta crisis con un espacio fiscal acotado. El mayor nivel de informalidad hace que sea más difícil llegar a todos los hogares y proteger todas las fuentes de empleo. Muchos hogares viven al día y carecen de recursos para enfrentar los aislamientos y cuarentenas necesarios para contener la propagación de la epidemia. Muchos también dependen de remesas en rápido descenso. Para ayudar a los más vulnerables a sobrellevar estas dificultades económicas, los actuales programas de protección y asistencia social deben ampliarse rápidamente, así como también su cobertura.
Al mismo tiempo, los gobiernos deberán asumir la mayor parte de las pérdidas. La socialización de estas pérdidas podría demandar una participación accionaria en las instituciones financieras y en los empleadores estratégicos, a través de su recapitalización. Este apoyo será clave en la preservación de puestos de trabajo y en una futura recuperación.
Sin embargo, estos procesos deben ser transparentes; también deben establecerse mecanismos para gestionar los activos recién adquiridos, tomando como base las mejores prácticas de los fondos soberanos de inversión y las sociedades de gestión de activos.