Lamentable dependencia económica de China

En cuanto en el año 2006 el gobierno de Evo Morales -Álvaro Linera asumió la presidencia del país, hizo un sorpresivo anuncio en sentido de que ponía en práctica una política exterior que alejaba a Bolivia del mundo democrático occidental y, al mismo tiempo, se aproximaba al bloque socialista oriental, política había sido ocultada y no se la hizo conocer en la etapa electoral previa.

En forma general, esa nueva orientación diplomática alejó a Bolivia de Europa y Estados Unidos, para aproximarse a China, Cuba, Venezuela y sus satélites. Con Estados Unidos prácticamente suspendió relaciones comerciales, expulsó al embajador norteamericano e hizo amenazas de adoptar otras acciones. Evo Morales, agudizando sus ataques, lanzó insistentes ataques al sistema capitalista y, paralelamente, se inclinó hacia el orden comunista.

El mandatario enseguida inició relaciones comerciales con China comunista, al tiempo que cerraba relaciones comerciales con gran parte del mundo occidental capitalista, sin considerar, ni mucho menos, que este bloque era el que le proveía de grandes ingresos por pagar altos precios por las materias primas como gas, estaño, etc. Tales alzas fueron la causa de la prosperidad que el país vivió el doble septenio.

Lo notable de ese viraje fue la apertura ilimitada de relaciones con China comunista, con el cual inició un íntimo romance que culminó con la compra de un satélite por 300 millones de dólares, (un verdadero elefante blanco), compra de barcazas inexistentes, total apertura del comercio chino para que invada Bolivia con sus productos, contratos con empresas chinas para obras inútiles, entrega de concesiones mineras a granel para saqueo de oro, etc.

Por otro lado, en actividad turística, el vicepresidente García Linera aprobó un crédito de siete mil millones de dólares para obras fantasmas, endeudando al país de forma alarmante con la absurda figura feudal de los ricos pidiendo prestado.

La prueba concreta de ese viraje son los resultados de esa política económica. Bolivia se convirtió en colonia china tanto en lo económico como político, por un lado, con base en una política interna de comercio libre y contraria al proteccionismo y, por otro lado, favorable a la política china de no practicar el comercio libre y utilizar un radical proteccionismo con fines internos.

Esa errática política exterior se comprueba con estadísticas. En efecto, en el año 2006, Bolivia exportaba a China 36 millones de dólares e importaba 227 millones, produciendo un déficit comercial de -191 millones de dólares, mientras en 2019, las exportaciones bolivianas no pasaron de 354 millones de dólares, mientras las importaciones subieron a 1.899 millones de dólares, produciendo un déficit comercial de -1.545 millones de dólares, cifras que confirman cómo Bolivia empezó a convertirse en colonia china.