Entrelíneas
Uno de los temas que marcó agenda informativa refiere al conflicto suscitado en la localidad de Colchane, Chile, donde se encuentra varado un contingente importante de compatriotas que pretenden ingresar al país, soslayando la vigencia de los DS 4.196 y 4.200, que declara emergencia sanitaria y cuarentena nacional contra el brote del Coronavirus hasta el 15 de abril.
No está en discusión el derecho constitucional de salida e ingreso de connacionales en cualquier momento, sino el cumplimiento obligatorio del DS 4.196, que, en su artículo 8, dispone el cierre de fronteras de forma antelada. Asimismo, el parágrafo II establece que las “ciudadanas bolivianas, bolivianos y residentes que retornen a territorio boliviano (...), deberán cumplir el protocolo y procedimientos del Ministerio de Salud”.
Es de lamentar la actitud hostil y violenta del grupo de compatriotas que arribaron a Colchane -punto fronterizo con el país-, que el 7 de abril protagonizaron disturbios y enfrentamientos innecesarios con miembros del ejército, lanzando piedras, botellas y otros objetos contundentes, exigiendo ingresar por la fuerza, llegando incluso a secuestrar armamento militar que más tarde fue recuperado por efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI) de ese país y devuelto a la autoridades bolivianas. Ante la intención manifiesta de ingresar ilegalmente al país, burlando controles fronterizos, el ejército tuvo que recurrir al uso de agentes químicos y disparos al aire para dispersar a la turba enardecida.
Los incidentes acaecidos en Colchane dan cuenta del despliegue de preparativos tendenciosos que buscan romper la cuarentena vigente en el país, cuyos móviles apuntan a intereses político-partidistas, por un lado y, por otro, externalizan el despropósito e impertinencia de traspasar límites fronterizos y de ese modo, evadir flagrantemente los protocolos de bioseguridad y cuarentena obligatoria determinados por el Ministerio de Salud. En el primer caso, no resultaría exagerado distinguir la presencia de infiltrados militantes del anterior gobierno, tal como lo denunciaran las autoridades nacionales y, en el segundo caso, visibiliza la inobservancia sistemática de apersonamiento a puestos migratorios para estipular su pretendido ingreso al país.
Prueba de ello es la inexistencia de trámites de solicitud y aproximación a puestos migratorios para solicitar formalmente su ingreso al territorio nacional, según el informe de la Dirección de Migración. Contrariamente a este procedimiento, decidieron agruparse y dirigirse a puntos de entrada no autorizados e ilegales, así como generar convulsiones, disturbios y agresiones a los efectivos militares que resguardan la extensa frontera con Chile.
Este grupo está conformado, en su mayoría, por personas que periódicamente suelen trasladarse al país vecino para trabajar en los rubros de agricultura, minería, construcción y otros. También se encuentra un importante número de quienes ya tienen residencia permanente en Chile y, tal como pudo evidenciarse a través de imágenes difundidas en redes sociales, no cuentan con equipajes visibles.
A ello se agrega el accionar malicioso de algunas empresas de buses de Iquique que continúan transportando pasajeros bolivianos hacia Colchane, pese al cierre de fronteras terrestres, marítimas y aéreas para el tránsito de personas extranjeras, por emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII), por brote del nuevo coronavirus, declarado por el gobierno de Chile.
Lejos de plantear imaginarios exagerados de vulneración de derechos humanos y discriminación, los connacionales que pretenden ingresar al país deberán cumplir los protocolos de salud y migratorios; someterse al periodo de aislamiento por 14 días en los campamentos instalados por el Gobierno, tal como estipula la declaratoria de emergencia sanitaria y cuarentena nacional contra el brote del Covid-19.
El autor es MGR. Docente e investigador.
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