Observatorio San Calixto
Entre los meses de marzo y abril, el Observatorio San Calixto (OSC), en coordinación con el Observatorio Real de Bélgica, registró y visualizó que el impacto sobre el nivel del “ruido de fondo” o vibración sísmica se redujo notoriamente por la disminución de las actividades humanas en la ciudad de La Paz, originada por la cuarentena de la pandemia de Covid-19.
“Esta clase de oscilación que existe desde los inicios del planeta, es la vibración natural de todo el mundo, significa que está vivo. Registramos sismos instrumentales desde 1913, es decir, monitoreamos la sismicidad local, regional y global”, explicó el director del OSC, Gonzalo Fernández.
La conclusión del estudio es que “gracias a la casi paralización de las actividades humanas”, el ruido de fondo, que oscilaba entre 0.04 y 0.05 nanómetros antes de la cuarentena, se ha reducido por debajo de 0.03 nanómetros (medida que registra el espectro de desplazamiento del ruido), dice un comunicado producido por Gonzalo Fernández y Francesco Zaratti del Observatorio San Calixto, y Tomas Lecqoq del Observatorio Real de Bélgica, según publicó ANF.
Por tanto, el espectro de las trazas sísmicas indican que la actividad de la ciudad disminuyó (entre marzo y abril) notablemente, aunque no alcanzó el nivel de 0.015 nanómetros, “característico de un cese total de actividades”, subraya el documento.
Respecto de la relación con el Observatorio Real de Bélgica, Fernández explicó que surge, “a través de la comunidad científica internacional a la que pertenecemos como un centro nacional de datos. Nuestras localizaciones sísmicas (boletines que presentamos en la web) aportan a la misma comunidad científica, y al ser un observatorio con 106 años de actividad, muchos científicos ya nos conocen”.
Dijo que las medidas del ruido de fondo son un parámetro de la calidad de las estaciones sísmicas, significa que se tiene un lugar óptimo para realizar esta clase de monitoreo, que además entrega como en este caso, las frecuencias características del sitio.
Estas medidas son obtenidas por el Observatorio San Calixto con un sensor sísmico que mide los movimientos más pequeños del suelo que se observan y estudian a través de sismogramas (gráficas), y con el procesamiento físico – matemático las señales pueden representarse en unidades de desplazamiento que se producen.
Fernández enfatizó que con el pasar del tiempo las actividades intrínsecas de las ciudades hacen que se incrementen las vibraciones en la superficie terrestre.
“Ya no es sólo el propio movimiento de la Tierra, el ser humano aporta a las vibraciones a través de las industrias, las faenas en las ciudades y las construcciones. En sí el movimiento de las personas y sus actividades diarias incrementan el ruido de fondo, por este motivo las estaciones sísmicas están lejos de las ciudades”, aseveró.
Como ejemplo, reiteró, que el ruido de fondo es el funcionamiento -por ejemplo del teleférico, los mercados, el tráfico diario, la industria, la gente y su movimiento.