El país espera que al cumplirse el segundo plazo de la cuarentena, el gobierno opte por un camino intermedio: a tiempo de seguir precautelando la salud de los bolivianos, también promueva la reactivación de la economía, con los cuidados adecuados de bioseguridad.
De esta forma se evitará, por una parte, que las familias de escasos recursos opten por salir a las calles, corriendo el riesgo de contagiarse del coronavirus, para no pasar hambre si no trabajan. Y, por otra, que cada vez hayan más desocupados, porque muchas empresas están cerca a la quiebra.
Además, como lo reconoció el presidente de YPFB, la caída de los precios internacionales del petróleo significará para el país una pérdida de un 45% de los recursos presupuestados, afectando también a las gobernaciones, municipios y universidades. Los efectos en el aporte del IDH se empezarán a sentir a partir del último trimestre de este año.
La caída de los precios internacional del petróleo por falta de espacios de almacenamiento llegó a casos inéditos en la historia de este carburante. Hace algunos días registró un precio negativo, porque algunas compañías petroleras se vieron obligadas a pagar para que les compren su producto. Bolivia tiene en Arica tanques para almacenamiento de petróleo que en esta oportunidad pueden permitir al Gobierno hacer compras de este carburante barato. Ojalá el Gobierno opte por esta alternativa.
Esta crisis, que afecta a todo el mundo, altera nuestra estabilidad y puede orientar nuestros pasos hacia cambios que no habíamos pensado, pero debemos reconocer que también nos ofrece una oportunidad de repensar las cosas y cambiar paradigmas, en este caso para sentar las bases de una nueva Bolivia no extractiva. Debemos pensar en una licitación del litio para que su desarrollo reemplace a la actividad minera y petrolera. Asimismo aplicar la Economía 4.0, que no es otra cosa que la revolución del talento.
El ministro de Economía y Finanzas, José Luis Parada, adelantó que el gobierno hará frente a esta situación cubriendo los desfases y viabilizando fondos con los ahorros del costo del diésel y la gasolina. Cabe destacar que no se han utilizado las reservas internacionales, por lo que se garantiza mantener sin variaciones el tipo de cambio.
La Cámara Nacional de Comercio reitera su preocupación por la pandemia que azota al mundo, y como empresarios nuestra prioridad es la vida y la salud de los bolivianos. Por eso apoyamos todas las medidas de la cuarentena que se ha impuesto en el país.
El coronavirus tiene efectos negativos en actividades como el comercio, las cadenas de suministro y los flujos de inversión. Está endureciendo las condiciones de endeudamiento, cayeron dramáticamente los ingresos de sectores como turismo y transporte. La caída de los precios está afectando a las economías.
En este contexto, el Comité de Desarrollo del Banco Mundial y el FMI solicitó al Grupo Banco Mundial que ayude a los países a mitigar estas alteraciones y respalde los esfuerzos por mantener el empleo y promover la confianza, prestando especial atención a la provisión de suministros médicos asequibles, la seguridad alimentaria y la inocuidad de los alimentos, e instó a que todos los países garanticen el flujo de suministros médicos vitales, productos agrícolas de importancia crítica y otros bienes y servicios entre fronteras, y que trabajen para resolver las interrupciones en las cadenas de suministro mundiales, a fin de contribuir a la recuperación.
La crisis de esta pandemia nos llevará a pensar en un nuevo orden económico mundial que podría ser más humano.
El mundo ya pasó por grandes crisis que afectaron su economía. En este siglo tuvimos la crisis financiera del 2008. También está la Gran Depresión de octubre de 1929, con el desplome de la bolsa de valores de Nueva York.
Para resolver esta crisis, en 1933 Roosevelt puso en marcha el plan conocido como New Deal, basado en un elevado gasto público, orientado a recuperar el sistema financiero, regular la libre empresa y crear muchas fuentes de empleo. Roosevelt destinó parte de su gasto a la construcción de grandes obras públicas y así dar trabajo a mucha gente desempleada.
La crisis que ahora vivimos no se puede comparar con las anteriores que tuvo el mundo, pero aquellas nos dan una idea del camino a seguir para tratar de volver a la normalidad. Coincidiendo con la previsión del FMI, podemos decir que se trata de la crisis más grave desde la Gran Depresión.
Considerando la gravedad de los problemas económicos por el coronavirus, a escala mundial deberíamos esperar a un plan parecido al New Deal, que dé prioridad a la inversión en salud, porque sin una solución de la crisis sanitaria, no podrá resolverse la crisis económica.
Como Cámara de Comercio, apoyamos una política que permita la paulatina supresión de la cuarentena, que mantenga la distancia social allí donde se tiene más casos de contagio, y permita el gradual retorno de la actividad productiva en sectores como la construcción y la minería, la agroindustria cruceña, la agricultura del norte paceño y los restaurantes -tan golpeados por la crisis-.
En este momento nos ayudará aplicar un modelo keynesiano de gasto con una inyección de liquidez adecuada, para reactivar la oferta y la demanda, y restaurar la cadena de pagos de la economía.
Y como parte de las medidas económicas orientadas a reactivar la economía debe estar el análisis de plantear la condonación de parte de nuestra deuda bilateral, como la contraída con China.
El autor es Economista, empresario y ahora Presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Ph.D., miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.
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