Que la crisis del Covid-19 no derive en crisis alimentaria

La Constitución Política del Estado establece en el Art. 309, 4, “Promover la democracia económica y el logro de la soberanía alimentaria de la población”. En el Art. 313, “Para eliminar la pobreza y la exclusión social y económica, para el logro del vivir bien en sus múltiples dimensiones, la organización económica boliviana establece los siguientes propósitos: 1. Generación del producto social en el marco del respeto de los derechos individuales, así como de los derechos de los pueblos y las naciones”.

Mahatma Gandhi dijo que “La Tierra tiene lo suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no las ambiciones de unos cuantos”. Sin embargo el hambre y la desnutrición de millones de personas son una consecuencia de políticas de subordinación a escala mundial, regional y nacional, impuestas por los poderes de los países desarrollados, con las transnacionales y sus aliados en el Tercer mundo, por su afán de mantener y acrecentar su hegemonía sociopolítica, socioeconómica, cultural, policial y militar.

Según los Objetivos del Desarrollo del Milenio, primero es la lucha contra la pobreza, para reducir el hambre a través de la mejora de la productividad agrícola y los ingresos, así como el fomento de mejores prácticas nutricionales en todos los niveles y de programas que incrementen el acceso directo e inmediato de los más necesitados a los alimentos.

La velocidad con la que el Covid-19 se está propagando, causando contagios y cientos de muertes cada día, llevó a las autoridades de sus tres niveles a detener todas las actividades y adoptar decretos de aislamiento de la población, como una forma de contener dicha enfermedad. Por tanto, es importante fomentar y apoyar a la agricultura familiar, de grupos que producen alimentos agroecológicos basados en un sistema para cultivar con la utilización óptima de recursos naturales, sin emplear productos químicos u organismos genéticamente modificados (OMGs), ni para abono ni para combatir plagas. Así logran obtener alimentos naturales, respetando el medio ambiente, utilizando métodos naturales, respetando la biodiversidad, preservando los recursos naturales, el bienestar animal y para una producción conforme a las necesidades de los consumidores.

En Bolivia tenemos el privilegio de contar con alimentos favorables para el ser humano, como la quinua, que tiene entre 14 y 17 % de proteínas, 10 aminoácidos esenciales, más que la carne, muy cercana a la leche materna. El amaranto es "rey del calcio", pues 100 gramos contienen el doble de calcio que el mismo volumen de leche. Contiene entre un 13% y un 18% de proteínas y un alto nivel de lisina (aminoácido esencial para la nutrición en mayor proporción que el trigo y tres veces más que el maíz), calcio, fósforo, hierro, potasio, zinc, vitamina E y complejo de vitamina B. Es muy nutritivo y medicinal, aumenta la inmunidad, regula la glucosa en la sangre, es antialérgico, anti-cancerígeno.

El tarwi es un grano con un valor nutricional excepcional por su gran cantidad de proteínas, vitaminas y minerales, tiene de 41 a 51% de proteínas, 28.2 % de carbohidratos, 7.1% % de fibra, 15% de calcio, 10% de hierro. El camote tiene vitamina A, es anti-cancerígeno. La cañahua tiene elevado nivel de proteínas (de 15 a 19%). El choclo es alimento vegetal rico en proteínas, del 45 al 50%, en varias especies y variedades lo utilizan, especialmente como alimento de los niños, contiene calcio, fósforo, hierro y vitamina A. La chia es muy energética y aporta proteínas completas, mucha fibra, fósforo, calcio y manganeso, así como omega-3, escasa en el mundo vegetal.

Para que la actual crisis de salud no se convierta en una crisis alimentaria, el gobierno debe garantizar la seguridad alimentaria y por ello tiene la obligación de apoyar a la agricultura familiar para prevenir la escasez de alimentos. Se trata de que las familias puedan continuar produciendo con calidad en sus territorios, y la inserción de sus productos agrícolas en el mercado debe constituir una base objetiva para la seguridad alimentaria rica en nutrientes, porque nuestros alimentos son nuestra medicina.

La autora es Economista – ex Asambleísta Constituyente.

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