Los futbolistas del plantel de Bolívar, Marcos Riquelme y Diego Bejarano fueron anfitriones de un webinar organizado por UNICEF, cuyo objetivo de estimular a la niñez y a las familias a realizar actividad física y deportiva en sus hogares durante la cuarentena que ordenó el Gobierno nacional para evitar la propagación de la pandemia por el coronavirus.
"Riquelme y Bejarano compartieron rutinas de ejercicio y juego que pueden realizar en sus casas los niños, papás y mamás", destaca UNICEF Bolivia. Esta actividad en redes sociales denominada "Deporte y juego en tiempos de coronavirus" es una más de las que cumple el organismo internacional dentro de la serie denominada "UNICEF en casa".
Los futbolistas plantearon retos a los papás y mamás que compartieron con sus hijos y una vez cumplida esas rutinas físicas dieron un consejo para jugar o hacer deporte dentro de casa y la importancia que ello tiene no solo en lo físico sino también en el desarrollo emocional.
"Mediante el deporte, la recreación y el juego, los niños y los adolescentes de ambos sexos aprenden a pensar críticamente y a emplear su criterio para solucionar problemas. Esas actividades promueven el sentido de la amistad, la solidaridad y el juego limpio. También enseñan autodisciplina y respeto por los demás, fortalecen la autoconfianza, propician el liderazgo y desarrollan habilidades de afrontamiento y la capacidad de trabajar en equipo", explicó la Oficial de Educación de UNICEF Bolivia, Sandra Arellano.
Arellano añadió: "El deporte, la recreación y el juego enseñan a hacer frente a las dificultades, y preparan a niños y adolescentes a asumir papeles de liderazgo y convertirse en individuos responsables y útiles a su comunidad".
Para UNICEF la influencia de la práctica deportiva y del juego es determinante para el desarrollo personal, físico y emocional en cada etapa de la vida de niñas, niños y adolescentes. Los bebés juegan, por ejemplo, en la primera infancia, los bebés recién nacidos antes de empezar a balbucear, comienzan a explorar. Estiran las manos, tocan los objetos, los sujetan, los sacuden y se los llevan a la boca; así descubren poco a poco el mundo no solo con los ojos y los oídos, sino también con las manos, los pies y la boca.
Luego, en la infancia, el juego constituye una sólida base para toda una vida de aprendizaje porque cuando los niños juegan permanecen activos. Todo el tiempo hacen nuevas observaciones, hacen elecciones y amplían su imaginación y su creatividad. El juego proporciona la estimulación y la actividad física que el cerebro necesita para desarrollarse y poder aprender en el futuro. A través del juego, exploran, inventan, crean, desarrollan habilidades sociales y formas de pensar; aprenden a confrontar sus emociones, mejoran sus aptitudes físicas y descubren sus propias capacidades.
Después, en la niñez, a medida que el niño crece adquiere nuevas habilidades y perfecciona las que ya tiene. Trepar, correr, saltar, brincar, son actividades que, entre muchas otras, desarrollan y fortalecen su cuerpo. Con la orientación adecuada, desarrolla las habilidades que necesita para llegar a ser un adulto responsable y respetuoso de los demás.
El deporte organizado y la recreación física proporcionan al adolescente la oportunidad de expresarse, ayuda a desarrollar habilidades de comunicación, negociación y liderazgo, y pone a prueba sus aptitudes, las que mejoran al igual que la confianza en sí mismo.
En esa edad, el deporte organizado y la actividad física ayudan a establecer vínculos afectivos con sus compañeros y con los adultos, lo que genera sentido de comunidad y pertenencia. (APG)