Brexit y coronavirus

Hace muchas décadas que dejé mi amada Bolivia en busca de oportunidades que no encontraba en mi país y me dije: “después de muchos años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste, que por las que decidiste hacer”. Así que solté las amarras, empecé a navegar y aprovechar los vientos a mi favor. Explore, soñé y descubrí, pero jamás se quedó en mi mente que después de más de cincuenta años, siga de alguna manera explorando, soñando y descubriendo de alguna manera este viejo continente.

Ya jubilado y con ganas de frenar un poquito mi apetito de descubrir más este país anglosajón, me encontré con el famoso Brexit que hace poco sacudió los cimientos del Parlamento Británico y todas sus ramas políticas, exponiendo el mal carácter de Westminster, la cuna de la democracia. Sin embargo y después de amargura y sinsabores, el pueblo votó para una eventual salida del Mercado Común Europeo, ahora la Unión Europea.

El tsunami del Brexit dejó al país anglosajón con muchos rencores y dividido, después de todo Gran Bretaña se unió a la Unión Europea en 1975. Imagino que las heridas que dejó el Brexit tardarán muchos años en cicatrizar, por las enormes brechas políticas y sociales que significó este su divorcio con Europa.

Lo que los británicos no esperaban es que después del convulsionado Brexit, el Covid-19 iba a desafiar sin clemencia al partido Conservador. Las decisiones que tomó el actual primer ministro Boris Johnson para combatir este virus que llegó de China fueron, según la oposición en el Parlamento, equivocadas y tardías. Y estas decisiones reflejan que Gran Bretaña se coloca como el segundo país, después de Estados Unidos, con mayor cantidad de fallecidos.

La experiencia de sufrir por este virus cambió mi vida radicalmente, ya que el 23 de abril contraje esta enfermedad con una fuerza brutal. Y gracias al enorme cuidado y tratamientos que recibí de parte de las autoridades médicas, pude vencer a este mal que destruye no solamente el cuerpo y sus órganos, sino también daña la mente y el alma de las personas. Si hay algún consejo que puedo dar a mis compatriotas bolivianos, después de mi experiencia con este enemigo invisible, es que sigan todos los protocolos que las autoridades médicas recomiendan.

No sigamos cavando hoyos con nuestras imprudencias, lo más importante es dejar de cavar.

Y que nuestras esperanzas, no nuestro dolor, formen nuestro futuro.