Los centros de refugio albergan a más de 800 animales y gastan alrededor de tres mil bolivianos.
Los refugios de animales en Bolivia han sufrido golpe tras golpe en los ultimos meses. Desde incendios en Santa Cruz, pasando por la crisis política nacional del pasado octubre y terminando en la pandemia del Covid-19 que paraliza al mundo.
Una publicación de Opinión sostiene que los hogares de rescate, tanto de animales domésticos como silvestres, están desesperados. El coronavirus los dejó sin la posibilidad de generar recursos económicos que puedan solventar la alimentación y el mantenimiento de los animales.
Además, la disposición nacional que prohíbe la circulación de vehículos también complicó el transporte de la comida hasta los centros, ya que, en su mayoría, requieren grandes cantidades para cubrir su cuota alimenticia. Les costó conseguir permisos, pero algunos de los proveedores no lograron tenerlos.
EMERGENCIA
Alrededor de 4 000 animales albergados en los refugios de vida silvestre en Bolivia están en riesgo de quedarse sin alimentos. El estado de emergencia decretado para frenar el avance del coronavirus ha puesto en jaque a los 26 centros de custodia de fauna silvestre que existen en el país, sostiene una publicación de Mangabay.
“La principal fuente de ingresos de todos los centros proviene de las visitas y del voluntariado y ahora todo está paralizado”, dice Vicky Ossio, directora de Senda Verde, un refugio de vida silvestre ubicado en el municipio de Coroico, a dos horas de La Paz, que actualmente alberga por lo menos 800 animales entre aves, mamíferos y reptiles.
Es la segunda vez en menos de un año que los refugios de vida silvestre de Bolivia enfrentan desabastecimiento. En noviembre del 2019, la crisis política y social que enfrentó el país, tras las elecciones presidenciales que terminaron con la renuncia del presidente Evo Morales, mantuvo en vilo a los guardianes de la vida silvestre. Las protestas y los cierres de carreteras que se dieron en ese momento ocasionaron desabastecimiento y encarecimiento de los víveres en todo el país.
“El problema se arrastra desde octubre. No solo para nosotros, sino para todos los centros en Bolivia”, señala Marcelo Antezana, director de Agroflori, un centro de custodia en Cochabamba que sirve de hogar a por lo menos 1300 animales, principalmente aves.