Cinemateca está de duelo
Visor Bolivia / Redacción central.- El retorno a la Cinemateca Boliviana, una vez que pase la cuarentena por el coronavirus, no será igual, porque el público seguidor de estas salas nacionales ya no verá la sonrisa de Clemencia Nina Mamani, una de las encargadas de la boletería, quien trabajó durante 33 años en ese puesto de atención a los amantes del séptimo arte.
Clemen, como era conocida en la Cinemateca, había cumplido 57 años el pasado 30 de marzo, alejada de su amada boletería en el edificio de la Fundación Cinemateca Boliviana, por el cierre de todas las actividades de espectáculos a causa de la pandemia global del Covid-19.
Su estado de salud era delicado y tras dos complejas operaciones, el sábado partía una de las trabajadoras más antiguas de este repositorio nacional de imágenes en movimiento.
El escritor Alfonso Gumucio Dagron le dedicó unas palabras a través de las cuentas sociales de la Cinemateca Boliviana.
“Clemencia Nina Mamani creció y envejeció con la Cinemateca y con sus impulsores, primero Pedro Susz, Norma Merlo, Carlos D. Mesa y Amalia de Gallardo, en esa esquina emblemática de la ciudad colonial, donde se cruza la calle Pichincha e Indaburo, y en los últimos diez años en el nuevo edificio, en la calle Oscar Soria, bajo la dirección de Mela Márquez”, citó.
Gumucio remarcó la labor “detrás de bastidores” de Nina, quien junto a otros trabajadores como su inseparable compañera de boletería, Ana Sotomayor, o cada uno de los proyeccionistas, hacen del cine todo un evento social, algo que también se va perdiendo en este tiempo de pandemia.
“Ya no veremos a esta celosa guardiana al bajar las gradas de la Cinemateca. No veremos la última película con una taquilla expedida por ella. Ahora que falleció en tiempos de coronavirus, no podremos decirle adiós como se merece. Su familia lo hará, en el silencio de esta época tan imprevisible y tensa donde una muerte, todas las muertes, están envueltas en un halo de misterio”, agregó el cineasta.
Desde 2007, cuando se comenzó el traslado de la Cinemateca Boliviana de la calle Pichincha hasta su nuevo edificio en Sopocachi bajo, Clemencia y Ana fueron encomendadas para trasladar todos los días y en horas de la madrugada, las más de 30 mil latas con películas que esta entidad acumuló durante las últimas décadas. Los directivos confiaron el preciado material a ambas mujeres, por su permanente compromiso y trabajo honesto.
Los afiches y demás material promocional de cada película, hoy valuados en miles de dólares, también pasaron por manos de ambas trabajadoras, junto a Plácido Alí, fallecido en 2013, y Javier Luna, quienes registraron y catalogaron cada pieza gráfica con marcador y cinta adhesiva.
“Tanta confianza nos tenían que nos dejaron todo; hemos embalado cada una de las películas y las hemos traído hasta aquí, como si fueran nuestras”, decía Ana Sotomayor, en entrevista con Página Siete hace dos años, cuando posaba para la foto junto a la hoy recordada Clemen. (@VisorBolivia)