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[Edgar Ruiz]

Quina y coronavirus


En los últimos meses, casi todos los países fueron atacados por el coronavirus, es así que actualmente se busca muchos medicamentos para eliminarlo o detener su reproducción, hallándose, por ejemplo, a la hidroxicloroquina, que se dice que actualmente se lo administra inclusive al presidente Donald Trump de los Estados Unidos. Y es que la hidroxicloroquina está basada en la quinina, un alcaloide que se encuentra en el árbol denominado quina.

La quina es la corteza de un árbol (Cinchona calisaya) que era utilizada, antes del “descubrimiento de América”, por las culturas precolombinas del Perú, como un medicamento para combatir la malaria. Se tomaba la corteza del árbol, se lo introducía en un recipiente con alcohol y miel, se lo dejaba macerar y para combatir las alzas térmicas del cuerpo se bebía el macerado.

La corteza fue descubierta a principios del Siglo XVII en el Virreinato del Perú, Corregimiento de Loja, cerca del pueblo de Malacatos (hoy Ecuador); se empleaba como tónico, extracto, tintura o jarabe. La quina contiene diversos alcaloides como la quinina, quinidina, cinconina y cinconidina, todos antipalúdicos.

Sus virtudes fueron reconocidas en Europa recién en 1631, fecha en que fue llevada por el jesuita Alonso Messia Venegas a Roma, enviado por el primer farmacéutico del Colegio Máximo de San Pablo de Lima (Perú), el jesuita italiano Agustino Salumbrino, quien había observado en el Perú su uso para eliminar las tembladeras producidas por el paludismo, malaria, terciana (fiebre cada 3 días) o chujchu (tembladera).

Desde 1638 el tratamiento de la malaria en Europa se basó en un extracto de la corteza del árbol de la quina, extracto que contenía la quinina.

Se dice que el nombre del género “Cinchona” proviene del apellido de la condesa de Chinchón (esposa del Virrey del Perú o conde de Chinchón), a quien la quina curó.

La quina se comenzó a usar masivamente en el Siglo XIX para la obtención de la quinina. Su incidencia en el volumen de exportación era ya importante en 1826, cuando Pentland (británico) elaboró un informe sobre Bolivia, en el que asignó a la quina un 12% del total de productos exportados.

En 1830 el presidente Andrés de Santa Cruz otorgó facilidades legales a quienes organizasen empresas para explotar la quina y así poder obtener más impuestos para Bolivia.

El auge de la explotación de la quina se produjo en 1850, cuando numerosos pioneros se adentraron en las zonas tropicales de Bolivia, como Mapiri, Guanay, Apolo e Ixiamas, para extraer la corteza.

La existencia de un banco rescatador de quina y el monopolio estatal para su exportación, así como los altos costos de transporte de las regiones productoras del norte de La Paz hasta la costa, imposibilitaron un mayor desarrollo de la producción.

En 1850 en Mapiri y Guanay (provincia Larecaja) existían rescatadores como Otto Richter, en Apolo (provincia Franz Tamayo) había rescatadores como Aurelio Arias y en Ixiamas (provincia Iturralde) existían rescatadores como Leandro Loayza y otros. En estas 3 provincias había plantaciones silvestres de quina amarilla (Cinchona calisaya). Generalmente los rescatadores no pagaban todo en dinero a los explotadores, sino en víveres, ropa y otros. Así, por ejemplo, se cuenta que la ex casa Gunther de Sorata pagaba inclusive, parte de la quina a los rescatadores, con botellas de champán francés, que importaba directamente desde Europa.

En 1879 Otto Richter tenía un almacén en la calle Comercio de la ciudad de La Paz, donde rescataba quina, oro y objetos de plata, vendía enlatados y realizaba giros a Lima, Londres, París y Frankfurt (Alemania).

Los precios de la quina decayeron notablemente en 1880 debido a que en 1865 el británico Ledger ayudó a llevar desde el Alto Beni 12 libras de semillas de los árboles de quina a la Isla de Java, en las Indias Orientales Holandesas (actualmente Indonesia-Asia). En 1930 el sudeste asiático producía el 90% de la producción mundial de quina. En 1930 químicos alemanes sintetizaron el Atabrine (clorhidrato de quinacrina) más eficaz que la quinina y menos tóxico. En 1944 los químicos estadounidenses Robert Woodward y William Doering consiguieron sintetizar la quinina a partir del alquitrán mineral.

La explotación de la quina y su posterior traslado al principal centro de acopio como fue Sorata, debió lograr un gran movimiento económico en esa población, restos de este apogeo que en la actualidad todavía se puede observar, reflejados en las imponentes construcciones de esa localidad.

Para la explotación de la quina, primeramente se ubicaba los diferentes árboles en la selva, posteriormente se procedía a derribarlos (se producía la extinción de los árboles) para luego extraer toda la corteza (quina). El rendimiento aproximado era de unos 4 a 6 quintales de corteza de quina de un gran árbol.

Las cortezas eran transportadas, por ejemplo, desde Mapiri en mulas a centros de acopio, como Sorata (7 días de caminata desde Mapiri hasta Sorata), a la casa Richter (1830-1880) y luego a la casa Gunther (1880-1940), donde se procedía con su almacenaje, selección y embolsado en gangochos, para su posterior traslado en camiones marca “Saurer” hacia Puerto Pérez en el Lago Titicaca (donde viajaba en buques) y luego hacia el Puerto de Mollendo en el océano Pacífico, para posteriormente trasladar la quina a los países de ultramar.

Entre los peligros que se podía tener al explotar la quina estaban los encuentros con los animales de la selva, principalmente con el oso jucumari (oso andino o de anteojos). Los explotadores durante su tarea en la selva veían también a componentes de la etnia leca.

En 1883 se iniciaba la construcción del Canal de Panamá y la malaria junto con la fiebre amarilla cobraban la vida de 200 trabajadores cada mes.

En la década de 1940 existió un primer leve reavivamiento en el comercio de la quina en Bolivia, debido a la Segunda Guerra Mundial, cuando las plantaciones de quina de Indonesia cayeron en manos de Japón. Debido a la malaria murieron cerca de 60.000 soldados norteamericanos.

Entre 1960 y 1970 se produjo un segundo leve reavivamiento en la comercialización de la quina en Bolivia, principalmente para su uso en la Guerra de Vietnam (Vietnam del Norte versus Vietnam del Sur, con la participación de Estados Unidos, donde los soldados enfermaban con malaria). La quina salía en avión desde Mapiri hacia la ciudad de La Paz. Entre algunas de las rescatadoras ubicadas en la ciudad de La Paz, estaban “Gasser” y “Estrella Azul”. Había calidades de corteza.

La malaria o paludismo es una enfermedad humana, de las aves y de los monos, causada por la infección de un protozoo del género Plasmodium transmitido por la picadura de un mosquito del género Anopheles. Los síntomas generales de la malaria son escalofríos, sudoración y fiebre intermitente (cada 3 ó 4 días, terciana o cuartana). Existen 4 formas de malaria según el agente causal, así se tiene las debidas a Plasmodium: (1) vivax, (2) falciparum, (3) malariae y (4) ovale.

Actualmente ya no se usa la quina porque existen medicamentos sintéticos menos tóxicos que la quinina; así por ejemplo, en los diferentes hospitales de Bolivia para el tratamiento de la malaria se usa el fármaco llamado cloroquina. Se debe recalcar que también en 1973, existían pacientes con casos combinados (ejemplo P. falciparum + P. vivax) en la frontera con el Brasil.

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