El kilo de tomate subió de manera considerable en el mercado nacional y no por falta de producción, sino por la especulación de vendedoras intermediarias en los centros de abasto y en las distintas ciudades del país.
Las intermediarias que son en su mayoría de los mercados (raros son los productores) y saben, conocen que el producto es necesario para la culinaria boliviana y, eso provoca que inmediatamente suban el precio, intentando aprovecharse de la demanda.
No solo estamos hablando este producto, pues de otras hortalizas también como verduras y fruta, quizás este último sea más complicado sembrar por el espacio que requiere las plantaciones de frutas. Pero las primeras si se pueden sembrar en las casas, no necesitas mucho espacio, pero sí esmero y dedicación.
Botánicamente hablando, el tomate es una fruta a pesar de que no se suela servir en el postre. La confusión viene de que en el siglo XIX esta controversia popular llegó a la Corte Suprema de Estados Unidos. En 1887, se aprobó una ley que asignaba impuestos a las hortalizas importadas, pero no a las frutas.
Es cierto que el boliviano, consume el tomate como una de las hortalizas insustituibles en la culinaria nacional y la mayoría de nuestros platos es el toque de sabor, hasta en la LLajwua, además de tener un valor nutricional muy alto.
La siembra del tomate no es nada complicado, hay plantas que producen tamaño: pequeños, medianos y grandes. Y lo bueno, es fácil de plantar en casa sin necesidad de utilizar pesticidas o químicos añadidos para su crecimiento.
En esta cuarentena es un buen momento para que te dediques al huerto urbano de tomates y otros productos 100% orgánicos y nos garantiza un alimento libre de sustancias contaminantes.
SEMILLA DE TOMATE
La semilla de tomate son las pequeñas pepas, ubicadas en el interior del fruto y sencillo de recolectarlas, es mejor elegir tomates grandes, muy saludables, además de maduros para que crezcan de igual manera y la cosecha sea de las mismas características. Seleccionar y luego secarlas al sol, almacenarlas.
PREPARAR TIERRA PARA CULTIVAR
La siembra y el crecimiento debe recibir sol durante todo el día, es decir, mínimo ocho horas día y vigiladas para evitar plagas
La tierra debe ser arenosa o arcillosa. con arena, ya que se desarrolla con más facilidad en suelos fértiles y drenados. Abonar con abundante materia orgánica (abono o turba). Por lo menos la profundidad del suelo debe estar de 45 centímetros muy ventilado, drenado y está dicho suave.
PLANTAR LA TOMATERA
En todo caso se recomienda germinar las semillas (10 o 12 cm) en un semillero pequeño para luego trasplantar las plantitas a un huerto, maceta grande o cajas de madera con bolsa negra. Hacer un hoyo de unas 6 pulgadas de ancho por 4 pulgadas (15 cm x 10 cm) de profundidad para trasplantar. Clava una estaca de madera de un metro a un costado y amarrar el plantín y servirá de soporte para su crecimiento. Puede plantar en hileras o de manera individual y limpia, controlar las bacterias y plagas, hongos
RIEGO
En el semillero, el riego debe ser de tres a cuatro veces al día, siempre expuesta al sol y cuando aparezca los retoños de hojas bajar a cuatro, luego dos y uno, según vaya desarrollando la planta.
Tras realizar el trasplante, la planta se riega con abundante agua, pero solo en su raíz, sin excederse
TIEMPO DE COSECHA
Por lo general, la primera cosecha debería estar entre los 65 o 100 días después del trasplante. Recoger cuando estén tiernos, pero rojos, caso contrario, de manera inmediata las plagas se encargan.
RESUMEN
Semilla: extraída de un tomate orgánico.
Suelo: arenosos o arcillosos con arena, con drenaje.
Luminosidad: al menos 6 horas de luz natural al día.
Clima: una temperatura óptima de 20 grados. No resiste el frío ni soporta las heladas. Para nuestro clima es mejor utilizar carpas de nylon para espacios pequeños.
Riego: debe ser abundante luego de la siembra