A casi una semana del fallecimiento del destacado quenista y luthier paceño, hoy recordamos su trayectoria y legado artístico.
El fallecimiento de Adrián Villanueva, músico-luthier, gestor y maestro de la cultura boliviana, causó profundo pesar en el ámbito artístico nacional.
Villanueva murió el 26 de mayo en Londres, Inglaterra, por los efectos letales del Covid-19, según informó en un comunicado la familia del destacado músico, cuya partida consternó a diversas personalidades del quehacer cultural del país.
“Adrián Villanueva Quisbert ha sido y será siempre un maestro, una persona que con su alma y carisma te cambiaba la cabeza y las estructuras, un ser que con su música te llevaba volando, que hipnotizaba con su quena y luego con un chiste te bajaba a la tierra, así (fue) su vida inmensamente plena. Con toda mi admiración le deseo el mejor viento, que su música siga en el aire… Gracias Adrián, por ser tan tú, tan real, tan del universo. Luz y admiración infinita, maestro”, escribió la cantante Vero Pérez, integrante de la banda Efecto Mandarina.
“Gran pérdida para la música... descansa en paz, querido Adrian Villanueva Quisbert...”, dijo Wilson Molina, director del grupo Sin Fronteras.
La quenista orureña Tania Peredo también expresó sus más sentidas condolencias.
“Se fue un grande… No solo un grande de la música boliviana sino también un gran ser humano. Tuve la dicha y oportunidad de compartir con él muchas cosas y me enseñó demasiado no solo a mí, sino también a mis alumnos. Realmente el dolor que tengo hoy es muy fuerte... Ahora más que nunca nos damos cuenta cuán fugaz puede ser nuestra vida... Gracias, maestro, por tanto apoyo y enseñanzas. Su partida me destroza el alma y el corazón y peor aún morir lejos de su patria a la que tanto dio. Estoy segura que allá en el cielo ya está al lado de Dios. Pero acá en la tierra lo extrañaremos demasiado”, expresó Peredo.
“Maestro Adrián Villanueva, vivirás por siempre en mi corazón”, escribió el vientista Fernando Jiménez, Zampoña de Oro de Bolivia.
“Que descanses en paz, estimado amigo. Artistas como tú son de gran inspiración para los que venimos por atrás. Hasta pronto, amigo”, lamentó Víctor Hugo Salinas, director del Ballet Folklórico de La Paz (BAFOPAZ).
“Qué triste es despedirse de grandes personas que han compartido y transmitido un poco de su vida con uno. Se va un gran maestro de nuestra música, quien en sus charlas y conversaciones nunca dejaba de mostrar la humildad y la nobleza de su corazón. Hoy parte un embajador de nuestra cultura, que aportó siempre para llevarla por lo alto en el mundo entero. Aún recuerdo su visita a la casa cuando tuve el placer de escucharlo por horas tocar sus quenas y contarme parte de su vida. Gracias, maestro Adrián, y solo hasta pronto”, manifestó Rolando Camacho, director del ballet y programa cultural Sentimiento Nacional.
EL ARTISTA
Adrián Villanueva nació el 8 de julio de 1948 en La Paz, Bolivia.
Músico por herencia familiar, está considerado como uno de los mejores luthiers de instrumentos andinos de viento. Sus quenas artesanales pueden ser admiradas en importantes colecciones de museos de EEUU, Reino Unido, Japón, Canadá, Ecuador o Francia, según la semblanza publicada en el portal musicaandina2011.blogspot.com
El músico y artesano paceño fue especialmente conocido por la elaboración de instrumentos con materiales reciclados como papel periódico y conchas. Villanueva aprendió el oficio de su padre, quien era músico y confeccionaba instrumentos como charangos, bombos y guitarras.
Su trayectoria artística abarca más de 40 años: colaborador de conjuntos como Ruphay o Los Trovadores de Bolivia, fue integrante de Rumillajta durante más de 15 años, fundador del grupo Kallawaya y director de la escuela-taller Mauro Núñez. En todo este periplo musical, Villanueva ha participado en la grabación de unos 35 álbumes musicales.
Autor además de grandes composiciones musicales, este quenista tomó su inspiración de autores como Facio Santillán, Uña Ramos, Raymond Thevenot, Alejandro Vivanco, Gilbert Favré, Raúl Mercado, Ricardo Mendoza, Hugo García, Goyo Céspedes, Mauro Núñez, Gregorio Torres, Pascual Mamani, Omar Oyos y los maestros internacionales Jean Bertossi, Yoshihiro Kaiya y Yahiri San.
Con apenas 24 años de edad, Villanueva creó en 1972 su primer conjunto: Los Indios, con el que graba dos álbumes.
En 1974 gana la Kantuta de Oro en el V Festival de la Canción de Oruro. Posteriormente graba algunos discos con Los Trovadores de Bolivia, conjunto creado en 1962 por Zenón Ibáñez, su hermano Miguel Ibáñez y René Vizcarra. También obtiene el 3º puesto como vocal instrumental del continente en el Festival de Cosquín de Argentina y recibe el Disco de Plata en el Festival Lauro de Cochabamba.
En 1977 el músico es invitado a participar en los talleres de la Peña del Santo radicada en Francia, donde es además contratado por el célebre grupo Ruphay para celebrar dos conciertos en Bélgica y participar en el Festival Antirracista de Grenoble, ciudad en la que graba otros dos discos para la Casa de Cultura.
En 1982 el grupo Rumillajta lo contrata para realizar una gira por el Reino Unido. Esta colaboración se traduciría después en el ingreso permanente del artista a este conjunto creador de auténticas obras maestras y con el que se curtió en numerosos festivales y conciertos por todo el mundo.
A partir de 1998 la carrera artística de Villanueva se vuelve más personal y decide abandonar Rumillajta para crear su propio conjunto: Kallawaya, con el que realiza numerosas giras por Asia.