Un dictador especial

Bolivia a lo largo de sus más de cien años de Historia ha vivido bajo gobiernos dictatoriales, pero, sin lugar a dudas, uno de los más notables que se experimentó es el gobierno del general Mariano Melgarejo.

Con un estilo ameno, pero con un conocimiento preciso del periodo histórico, el escritor Néstor Taboada Terán nos lleva de la mano en la etapa dictatorial vivida bajo el mando del personaje señalado, en su obra: "La tempestad y la sombra", Editorial Plural, primera edición, abril de 2000.

El texto comienza cuando nuestro personaje asume el poder en la plaza Murillo después de haber despedido a Manuel Isidoro Belzu, con la famosa frase: “Belzu ha muerto, ¿quién vive ahora?”. Y la muchedumbre frente al Palacio en la Plaza Murillo, le responde “Melgarejo, viva Melgarejo”.

La primera persona que lo visita es doña Manuela María Gonzales viuda de Sánchez, a quien ella conoció como vecino de su barrio. Al asumir el mando "adelantó que su gobierno sería de Dictadura Ilustrada, todo para el pueblo, pero sin el pueblo. Lanzó sus primeros decretos con medidas sociales, como el establecimiento de montepío de viudas y huérfanos de los fallecidos en los sucesos revolucionarios".

Pero en las etapas siguientes de sus cuatro años de gobierno, virtualmente gobernó trasladándose en su famoso caballo Holofernes para combatir revueltas en varios departamentos.

Eligió como su pareja a doña Juana Sánchez, de quien, después de haber pasado la primera noche juntos en Palacio, declara: "Juanita desde hoy es mi esposa y juro que nunca para mí habrá otra mujer más bella y más digna". La anterior declaración no le impidió tener aventuras con otras damas, o polleras, dispuestas a compartir una cama con alguien que detentaba todo el poder.

Uno de los capítulos interesantes es el relativo a la vida de la Faerie Queen, la Reina de las Hadas, (Inglaterra, 1866), quien empezó su reinado a los 18 años, obviamente carente de la capacidad para gobernar. Según prosigue nuestro relator, la reina trabajaba todas las noches en su cámara. Una de esas noches "era verano y las ventanas que daban al jardín se hallaban abiertas. De pronto una brisa sopló con fuerza y de la ventana se descolgó un gigantón con la audacia y la agilidad de un caballero del rey Arturo....". El desconocido cubierto con una capa roja avanzó sonriendo; identificándose: soy el general Mariano Melgarejo, Presidente de la República de Bolivia. A la pregunta de cómo había escalado las paredes del Palacio de Buckingham, Respondió que a su caballo Holofernes cuando era preciso le nacían alas. El capitán de Bolivia manifestó que llegó a Buckingham para presentarle sus respetos y aclarar que él no había expulsado a ningún representante diplomático de Gran Bretaña. La información que circulaba era antojadiza y grosera y por lo cual este país había declarado que Bolivia no existía.

Aclaradas las cosas, Melgarejo duerme esa noche en el Palacio y al día siguiente temprano parte en la montura y las alas de Holofernes. ¡Gran imaginación!

En cierta ocasión en la que se encontraba en Potosí, asumiendo la jefatura del pronunciamiento subversivo del Quinto Batallón, se proclamó "El general Sucre de los Tiempos Modernos”. La cólera divina delante del alto mando, ministros y colaboradores. La traición a la ética repugna y la dignidad ofendida la rechaza, expresó el Capitán del Siglo. Se despojó de la camisa y sobre ella descargó su pistola a tiempo de afirmar: ¿Confianza? Ni en la camisa.

Melgarejo fue asesinado en Lima, por el hijo de su amante con dos tiros, uno en el corazón y otro en la cabeza. Un final triste para alguien que había detentado todo el poder en Bolivia.

Es el final de un personaje en nuestra Historia, que dejó huella y frases que se recuerda en este bello recuento de Taboada.