Elecciones generales y ambición por el poder

Sin duda alguna, todos en el mundo estamos viviendo una dolorosa pesadilla. Si este coronavirus realmente es producto de una contaminación originada en el famoso mercado de pescados y mariscos de la ciudad china de Wuhan, será tal vez la obra maestra de investigaciones torcidas y perversas en el más alto nivel, que buscaban crear una especie de guerra mundial, para atacar al “imperio”, a derecha o izquierda; para tener así el poder del mundo, destruyendo y matando no solo a las personas, sino lanzando al piso el precio el petróleo, las economías y a las naciones mismas. Solo Dios sabe cómo se originó este desastre, que parece no tener fin.

Las imágenes que llegan desde el exterior y desde nuestro país, nos llenan de miedo, dolor, ira, impotencia, a veces de odio también. A Dios gracias, porque hay un pueblo que ora, que clama, que pide y porque fueron tomadas medidas oportunas a tiempo, como la cuarentena, por citar un ejemplo, pues se controló en principio de una manera adecuada el tema del virus. Frente al desastroso sistema de salud, que por tantos años sirvió solo de adorno o para la propaganda mediática, cuando la triste realidad era otra. Y por si acaso no somos políticas, por favor, solo personas que amamos y trabajamos por Bolivia.

En estos momentos los bolivianos quisiéramos ver que los corruptos de todos los tiempos, aquellos que le robaron al Estado, principalmente en el área de salud, devuelvan lo robado y sean rematadas sus fortunas y bienes mal habidos, como edificios, casas, motorizados, fábricas de vinos o singanis, y todo ese dinero vaya a fortalecer el sector salud, entonces creeríamos en la justicia, porque la Justicia Divina sí existe y no tarda, llega y es implacable.

En medio de todo lo que estamos viviendo, indigna, molesta que los políticos y politiqueros nacionales estén tan desesperados por la realización de elecciones generales y en septiembre. Con todo respeto, ¿son ignorantes o estúpidos? No ven que en el país gente está muriendo en sus casas, en las puertas de los hospitales, están ciegos para no ver que la curva de contagiados está en ascenso, ni siquiera nuestros científicos saben qué pasará en esa “soñada” jornada electoral. No nos importan sus elecciones cuando el virus está matando a las personas y no podemos ni siquiera salir tranquilos de nuestras casas, porque los contagios, pacientes asintomáticos y enfermos abundan. ¿Así iremos a votar? O tienen en marcha un fraude electoral, esta vez sin contar con el voto de personas que tengan menos de veinte y más de sesenta años, ¿tal vez pensarán ganar con el voto del campo?

¿Les importa realmente el país? Por su supuesto que no, sí les interesa conseguir pegas, prebendas, negociados, por ciertos intereses, por ideologías de quinta alineadas con charlatanes extranjeros que desde afuera quieren enseñarnos a hacer Patria. Ojalá por primera y única vez piensen en Bolivia, políticos y politiqueros, y dejen sus elecciones para cuando realmente se pueda, cuando no arriesguemos nuestras vidas por cumplir con sus enfermas y desmedidas ambiciones de poder.

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