La empresa intermediaria española que participó en la compra de los 170 respiradores, ocasionando una fuerte polémica en el país, negó que haya vendido los equipos con sobreprecio y que algún funcionario del Gobierno boliviano hubiera pedido algún tipo de comisión.
Mediante un documento interno, que será la base de la declaración jurada que presentarán representantes de la empresa intermediaria-IME ante instancias judiciales españolas, la empresa expresó que el precio final de cada uno de los respiradores “fue de $us 26 mil más un 8 % incluido por el gobierno boliviano, pues debían retener esa cantidad como garantía de cumplimiento del contrato”.
IME detalló que el precio de fábrica de los equipos, “con todo y los accesorios necesarios para su adecuado funcionamiento, fue de 14.790 euros ($us 16.200) y no los 6.500 euros ($us 7.100) que se informaron”, según un comunicado al que tuvo acceso Brújula Digital.
“A ese costo, debe añadirse gastos, debidamente documentados, de despacho y aduana, impuestos en España, gastos legales y otros, que (aumentan) a cada respirador en su valor en 3.403 euros($us 3.700), lo que representa un valor aproximado por respirador de $us 18.500, sin contar con los gastos de transporte y el margen de la empresa, que fue de alrededor de $us 5.500”, añade el documento.
En el mismo documento, la empresa aseguró que “ningún funcionario del gobierno pidió absolutamente nada por la compra y ningún empresario ni representante de la distribuidora o la fábrica ofreció comisión alguna”, aunque ratifica que Luis Fernando Humérez, el denominado “testigo clave” pidió “un aporte que fue rechazado con firmeza”.
IME ratificó su legal funcionamiento y explicó que, “si bien es una empresa pequeña, ello no ha sido obstáculo para realizar una serie de exportaciones en diferentes rubros”.
El caso de los respiradores causó un terremoto político en Bolivia debido a que ocasionó la detención de varias personas, incluidas el exministro de Salud, Marcelo Navajas, acusadas de haber adquirido los equipos con sobreprecio.
Además, los respiradores no servían para terapia intensiva, aspecto que las autoridades no informaron oportunamente. Ello generó una ola de críticas de los médicos.