Que fácil sería si la vida trajera un manual de instrucciones para tener todas las soluciones y no equivocarnos.
Si cualquier juguete trae un manual de por lo menos 5 páginas y en varios idiomas, imagina si nosotros los humanos, con diferentes tipos de personalidad, carácter y temperamento más complejos, trajéramos un manual de instrucciones.
Al igual que si tenemos fiebre utilizamos un termómetro para saber cuál es el estado en que nos encontramos, antes de tomar decisiones acerca de nuestra vida, sería importante utilizar el barómetro de la existencia y medir qué es lo que no está funcionando en ella.
Para ello vamos a simplificar nuestra vida en nuestras necesidades, las cuales son dos: Estar y Ser, si no consideramos uno de estos valores, no estaremos haciendo una medición correcta.
Las necesidades de estar: son aquellas que van a satisfacer las necesidades básicas, tales como comer, vestirnos, tener casa, automóvil, trabajo, dinero, al igual que nuestro carácter, formación, todo lo que nos sirva para desenvolvernos en el mundo en que vivimos. Todo esto nos permite ESTAR más o menos cómodos en la vida. Bienestar o malestar que se traducirá en alegría o tristeza con base en las necesidades cubiertas y cuando no lo conseguimos nos genera frustración, sintiendo un malestar, muchas veces difuso sin saber cuál es el origen.
Podemos tener satisfecha la necesidad de Estar, pero no la de Ser, es así que sentiremos un vacío, sin saber cómo cubrirlo, tapándolo nuevamente con cosas temporales, como la comida o las compras compulsivas, distracciones obsesivas que al final no hacen desaparecer ese abismo existencial.
Para cubrir la necesidad de SER debemos hacer lo inverso; abandonando la necesidad de controlar lo que queremos que sean las cosas, situaciones, personas, abandonando nuestra necesidad de aparentar o tener esto o aquello, así comienza la liberación.
Sintiendo la vida, mirándonos tal y como somos, admirando la belleza de nuestra existencia y de la vida misma. Reconociendo nuestro valor tan solo por existir y descubriendo la misión personal, el detalle está en servir a un propósito mayor.
Cambia de enfoque, vuelve al origen, piensa en qué cosas simples me hacían feliz de pequeño, no asociadas a la materialidad, sino al bienestar y alegría.
Todo lo que vayamos a realizar para SER y no ESTAR, te cambiará en lo más profundo, dejaremos de gastar energía luchando, resistiendo, buscando cosas, personas, situaciones que no nos llenan. Recuerda que solo sintiendo paz en tu interior y reconociéndote serás feliz. ¡Eres maravilloso¡
La autora es Psicóloga clínica.
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