Hoy, 8 de junio, es conmemorado el Día Mundial de los Océanos, instituido por Naciones Unidas, fecha sin importancia para los bolivianos. Silencio de los Poderes del Estado e instituciones fundamentales, contra la imperdonable entrega del mar en octubre/18 en La Haya, por quienes aún no expían semejante traición. Fue el adiós a la esperanza marítima nacional,
Aquella filosofía título-frase obviamente no pertenece al autor de estos apuntes. Fue universalizada por el periodista, escritor y humanista británico Jim Rohn, instando a vitalizar, defender y no envilecer a nuestro cuerpo, tal como mandó el Supremo Creador. Ante la disipación obscena, concupiscente e imparable que desborda a la humanidad, dicho intelectual emitió su advertencia ante la volatilización de pestes crueles. Nos llegó terrífico, el exponencial asesino político-ideológico –“coronavirus”- que asola. Denunciado e incubado en agresivos laboratorios Made in China, arrasa sin contemplación. Irónicamente, desafiantes grupos indiferentes, irresponsables y con ignorancia, también en Bolivia, proclaman su inmortalidad y emancipación de los moleculares enemigos. Sin disparar ni un tiro, matan masiva y tendenciosamente a viejos, pobres, desvalidos, segregados y largados de la mano de Dios, en un mundo cada día más loco e insensible. Por aquí, recrudecen afanes adormecedores: folclore, fútbol y de yapa, elecciones ¡ya!
El objetivo radical, independientemente de sembrar pánico e inestabilidad en la sociedad universal, persigue reducir a los estratos con edades “avanzadas”, “adultos mayores” y “de la tercera edad”, a fin de no cubrir más y revertir jubilaciones, bonos, sistemas de salud, vejez, invalidez, funerales, asistencias diversas, y otras “cargas” que, tanto en los sectores públicos y de derecho privado, los consideran inútiles y acabados porque “ya no rinden” y que, por su carácter fungible, desde la óptica empresarial, deben desalojar este mundo hacia la eternidad.
El mortífero flagelo desnuda a nuestro país –campeón de las improvisaciones- nunca guarnecido convenientemente para afrontar a criminales pandemias, castigos naturales y seguramente otras hecatombes calculadas. El Covid 19 nos halló así. Rumbo a más de 400 dolorosos casos fatales, como anticipan entre líneas estimaciones oficiales, en la espeluznante estadística internacional -y recién con urgentes invocatorias al Dios Supremo- nuestro país aterriza en su crónica debilidad e impreparación ante tenebrosas infestaciones.
El régimen 2006-2019, veleidoso ante miles de millones de $US. “imperialistas”, se enseñoreó y saqueó a Bolivia, dejando maltrechas a las prioridades sociales: Artículo 37 “El Estado tiene la obligación indeclinable de garantizar y sostener el derecho a la salud, que se constituye en una función suprema y primera responsabilidad financiera”; y el 77 “La Educación constituye una función suprema y primera responsabilidad financiera del Estado…), uno y otro de su inspirada CPE. Por odio racista a los estratos para nada plurinacionales, no empleó aquellos suculentos recursos en procura de afirmar políticas, objetivos, estructura científica, logística, técnica, tecnológica y alta profesionalidad médica, para fortalecer el aludido “derecho a la salud”, tal cual era su obligación. La irrepetible cuantía, habría garantizado la solvencia de la estructura policlínica para brindar atención preventiva, cualitativa y probablemente suficiente en todos sus factores para la población en situación de insalubridad. Médicos, enfermeras y personal paramédico hospitalario son los genuinos beneméritos del S21.
Memoriales para bomberos, policías, militares y valientes colegas periodistas.
Respirando los buenos aires desde la magnate esplendidez del “exilio”, tanto el “comanche” y su estado mayor, constructores de incontables canchas de fútbol en un país siempre colista internacional en esa actividad (espacios que deberían servir para edificar nosocomios), prosigue dañando con reglas de juego abrasivas a su patria natal. Para ellos(as), como en Guanajuato, “la vida no vale nada”…
Ante el aflojamiento y tropezones en la administración fiscal, fluye en la población la suspicacia en el sentido que se entrelazan “coincidencias”, cuando no concomitancias, entre aquel gobierno y el actual régimen.
¿Por qué algunos sectores del gobierno de transición hacen la vista gorda?, inquirió EL DIARIO en sesudo editorial, el domingo 01/03/20 “Los comunistas en el gobierno de Evo Morales”.
Nuestros respetos a quienes tuvieron el derecho de seguir viviendo…
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