Resguardando la vida y salud

Los manipuladores, que tienen muchas cosas en común con la escoria social, han manoseado de manera recurrente, en los últimos días, el nombre del pueblo boliviano, noble, heroico y laborioso, constituido por todos los que aspiran a un futuro llevadero, en tiempos de crisis política, económica o sanitaria. Sin objetivos revanchistas ni resquemores contra nadie. Baluarte de la nacionalidad boliviana, de los recursos naturales y de las libertades, en dictadura o democracia.

Utilizaron el nombre del pueblo boliviano para exigir elecciones generales inmediatas. En medio de la pandemia, para el colmo de males. Posiblemente sea prioritario y urgente para ellos, que siempre han medrado succionando las arcas del Estado. Con este hecho relativizaron la vida y la salud del conjunto ciudadano. Quisieron imponer sus designios, movilizando a su gente. E inclusive ofrecieron “noches de petardo”. Increíble, pero cierto.

En nombre del pueblo boliviano pretendieron politizar el tema del Covid-19. Dijeron que éste fue un invento de la presidente Jeanine Áñez. Que lo habría hecho para prorrogarse en el Poder. Hemos escuchado, atónitos, tales despropósitos. Lo hicieron con soberbia increíble. Nos quisieron engatusar, como si no hubiera en el país gente entendida en materia política, social, económica y cultural. Como si ellos fueran los únicos, las lumbreras o los “enviados” para conducir la nave del Estado.

Bolivia, gracias a Dios, no es un páramo, cuenta en su seno con recursos humanos, altamente calificados. Y conocedores, por consiguiente, de los problemas del país. Además con vocación de servicio a ella y no al bolsillo.

La lucha contra el Covid-19 requiere, obviamente, del concurso y de la solidaridad internacional. Y, fundamentalmente, de la unidad de todos los que se precian de ser hijos de este jirón patrio. Pues, más de once millones de bolivianos sobreviven, sobre ascuas, en un solo barco, amenazados por ese virus de origen chino. Por consiguiente: en vez de la zancadilla, se debía aunar esfuerzos. En vez de la arrogancia, obrar con humildad. En vez del “enguerrillamiento”, la pacificación. Solo con estas acciones se reducirá el mal que se ha propuesto devastar todo signo de vida.

Pero no faltaron ni faltan aquellos manipuladores que se refieren con sorna y menosprecio a la ardua y férrea resistencia, emprendida desde el kilómetro cero contra dicha enfermedad. Y continúan aún con esa actividad de cuestionamiento y desinformación.

Plantearon, a fin de no perder vigencia, cosas inverosímiles. Piensan que estas actitudes serán retribuidas en las urnas. Los tiempos han cambiado y cambiarán más adelante. Tendremos sorpresas que nos dejarán boquiabiertos. El tiempo no se detiene y a su paso deja, de una u otra manera, huellas de renovación y jamás de retroceso.

Recordemos solamente dos casos patéticos. Reprimieron a discapacitados que solicitaban un miserable bono. Decían, asimismo, que cien bolivianos bastaba y sobraba para llenar la canasta familiar. Pero el tiempo se ha dignado escuchar e impartir equidad. He ahí el gran logro de los tiempos.

En suma: el pueblo boliviano se pronunciará oportunamente sobre los acontecimientos del país. Ahora está tratando de resguardar la vida y salud.