Según la OIT y UNICEF
El trabajo infantil disminuyó en 94 millones desde 2000, algo que ahora podría verse amenazado, y debido a la ausencia de clases y la crisis económica por Covid-19, millones de niños se verán obligados a trabajar.
Un informe de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), señala que millones de niños corren el riesgo de tener que realizar trabajo infantil como consecuencia de la crisis de la Covid-19, lo que podría propiciar un aumento del trabajo infantil por primera vez tras veinte años de avances.
Según el informe Covid-19 and child labour: A time of crisis, a time to act (Covid-19 y trabajo infantil: En tiempos de crisis, es hora de actuar), el trabajo infantil ha disminuido en 94 millones desde 2000, pero ahora preocupa que haya un retroceso.
Los niños que ya trabajan podrían tener que hacerlo durante más horas, o en peores condiciones. Muchos de ellos podrían verse obligados a realizar las peores formas de trabajo, lo que causaría un daño significativo a su salud y a su seguridad.
“Habida cuenta de las graves consecuencias de la pandemia en los ingresos de las familias, muchas de estas, al no tener apoyo alguno, podrían recurrir al trabajo infantil”, afirmó Guy Ryder, director General de la OIT.
“La protección social es fundamental en épocas de crisis, puesto que permite brindar asistencia a los más vulnerables”, agregó.
Varias organizaciones internacionales señalaron que la desigualdad se profundizará a una América Latina que ya tenía estas características, y con la suspensión de clases, las brechas sociales se ampliarán, y más en los pequeños y adolescentes, que estudian en el sistema fiscal, ya que los particulares en algún grado tienen condiciones para seguir aprendiendo vía on line.
“Tener en cuenta los problemas asociados al trabajo infantil en el marco de políticas de mayor alcance sobre educación, protección social, justicia, mercados de trabajo y derechos humanos y laborales a escala internacional supone una diferencia fundamental”, complementó Ryder.
Bolivia
Por ejemplo, en Bolivia las clases presenciales en el sistema educativo nacional todavía no empezaron, sin embargo, los colegios particulares empezaron a brindar clases vía on line, pero en el fiscal la situación enfrenta muchas dificultades, empezando desde los estudiantes, padres de familia profesores y terminando en el Ministerio de Educación, que a la fecha no tiene una fecha para empezar las labores virtuales y a través de los medios de comunicación.
A eso se suma que el servicio de internet no tiene la capacidad de brindar un servicio veloz, y la entidad reguladora no realiza el trabajo de verificar si las empresas brindan lo que ofrecen, y a esto hay que añadir que el mismo no llega a todo el país, y más se concentra en centros urbanos y ciudades intermedias.
INFORME
Según el informe, la pandemia de Covid-19 podría resultar en un aumento de la pobreza y por tanto en un incremento del trabajo infantil, ya que los hogares utilizan todos los medios disponibles para sobrevivir. Algunos estudios aseguran que un aumento de un punto porcentual del nivel de pobreza conlleva un aumento del 0,7%, o más, del trabajo infantil.
“En tiempos de crisis, el trabajo infantil se convierte en un mecanismo de supervivencia para muchas familias”, dijo la directora Ejecutiva de UNICEF, Henrietta Fore.
“A medida que la pobreza aumenta, las escuelas cierran y la disponibilidad de los servicios sociales disminuye, más niños se ven empujados a trabajar. Cuando imaginamos el mundo después de la Covid, debemos asegurarnos de que los niños y sus familias disponen de las herramientas necesarias para afrontar tormentas similares en el futuro. Una educación de calidad, servicios de protección social y mejores oportunidades económicas pueden cambiar las cosas”, añadió.
Los grupos de población vulnerables, en particular los que trabajan en el sector informal y los trabajadores migrantes, serán los que más padezcan los efectos de la recesión económica, el aumento de la informalidad y el desempleo, así como el empeoramiento general de la calidad de vida, las crisis sanitarias y las deficiencias de los sistemas de protección social, entre otras consecuencias adversas de la crisis.
Hay cada vez más pruebas de que el trabajo infantil está aumentando a medida que las escuelas cierran durante la pandemia. El cierre temporal de escuelas afecta actualmente a más de 1.000 millones de alumnos en más de 130 países. Incluso cuando se reanuden las clases, es posible que algunos padres ya no puedan permitirse enviar a sus hijos a la escuela.
Como resultado, más niños podrían verse forzados a realizar trabajos peligrosos y de servidumbre. La desigualdad de género puede agudizarse, puesto que las niñas son particularmente vulnerables a la explotación en el sector agrícola y en el trabajo informal o doméstico, según el informe.
En el informe se propone un conjunto de medidas encaminadas a paliar el riesgo de que aumente el trabajo infantil, entre ellas, ampliar la protección social, facilitar la concesión de créditos a hogares en situación de pobreza, promover el trabajo decente para los adultos, facilitar el regreso de los niños a la escuela sin costos de escolaridad, y disponer de más recursos para realizar inspecciones laborales y hacer cumplir la ley.
La OIT y UNICEF están elaborando un modelo de simulación para evaluar los efectos de la Covid-19 en el trabajo infantil a escala mundial. En
2021 se publicarán nuevas previsiones mundiales en materia de trabajo infantil.