Mauricio Gonzalez Karpovics
Es innegable que frente a la situación actual, el sector privado debe jugar un rol fundamental en la creación de empleo en Bolivia y la creación de una clase media robusta y sostenible. Sin embargo, las diferentes coyunturas sociales, económicas e incluso políticas han provocado una creciente carga impositiva, una burocracia asfixiante, el freno a la economía que significó el paro nacional de noviembre 2019 y ahora las cuarentenas resultantes del Covid-19. En este momento de imperiosa necesidad de una reactivación económica, se necesitará de un extraordinario aporte del sector privado. Pero, ¿qué tipo de empresas queremos que surjan de esta oportunidad?
Desde una interesante retrospectiva, vemos cómo en los últimos 50 años las empresas privadas han sido fieles seguidoras de la famosa declaración del economista Milton Friedman, destacado Premio Nobel, quien dijo: “El único propósito de la empresa privada y sus ejecutivos es el de maximizar el valor de la empresa para sus accionistas”. Si bien Friedman tiene razón en su aseveración, por otro lado desconsidera que el gerente general no es empleado por accionistas, sino por la empresa como tal. Ésta, a su vez, se debe no solamente a sus dueños, los accionistas, también a partes relevantes; clientes, trabajadores, y la sociedad en su conjunto.
Es en este ámbito propositivo que el deber de alta gerencia para sus accionistas es la de crear utilidades competitivas y sostenibles. Por ende, las utilidades son la recompensa de la inversión recurrente en proyectos innovadores, donde la oferta de bienes y servicios existentes no satisfacen la demanda del mercado, por lo que es la responsabilidad de la empresa ofertar productos que satisfagan la expectativa del consumidor. Es más, la relación entre productor y consumidor mayoritariamente se caracteriza por información asimétrica, donde la empresa goza de más información de sus productos que sus clientes. Indiscutiblemente cada producto debe ser de calidad apropiada y cumplir las características que fueron ofertadas.
Por otro lado, no podemos olvidar que las empresas también tienen deberes hacia sus trabajadores, quienes deben poder confiar en la legitimidad de su contrato social, confiar en procesos internos constantes y transparentes. Además de poder contar con una distribución justa de oportunidades y beneficios. Es incuestionable que la empresa es responsable hacia la sociedad en la que opera, pues el punto de arranque es que las mismas deben hacer lo posible para prevenir daños al funcionamiento básico de la sociedad y sus instituciones.
En el ámbito local, podemos tomar como ejemplo la admirable actuación del club Always Ready con su plantilla de jugadores, la ciudad de El Alto y la zona de Villa Ingenio. Dicho equipo está entre la minoría de clubes de fútbol profesional que pagan salarios a tiempo; fueron los primeros en llegar a un acuerdo con sus jugadores para el corte salarial para atravesar los difíciles momentos del Covid, donde y sin lugar a duda primó la transparencia entre partes. Es más, están trabajando mano a mano con los vecinos de El Alto, incluyendo la entrega de canastos familiares.
Riesgos mundiales como el calentamiento global, migraciones masivas, y la creciente desigualdad económica entre países alienta la transición hacia el nuevo sistema de capitalismo más amplio. Como ejemplo están las declaraciones de Larry Fink, Jefe Ejecutivo de Blackrock, la gestora de fondos más grande del mundo, y el poderoso Business Roundtable, que conforman las empresas privadas más grandes de Estados Unidos, donde aciertan que las empresas exitosas del futuro serán aquellas que combinan la utilidad positiva con los demás parámetros aquí expresados.
Propongo que impulsemos este concepto de empresa con objetivos más amplios. El Estado debe celebrar, no castigar a las empresas que impulsan la competitividad del mercado, que reducen sus emisiones, que incrementan el potencial de su capital humano, y ofrecen productos de alta calidad para sus clientes. Seamos pioneros en el uso de la empresa privada como pegamento para unificar nuestra sociedad boliviana.
El autor es Maestrado de la Facultad de
Negocios de Harvard University.
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