Cuando la pandemia del Covid 19 se difunde incontrolable con su implacable guadaña y Bolivia no puede presumir de invulnerable es, sin duda, el momento de la solidaridad humana, pero el nuestro, país de los contrastes, los exhibe ahora más de lo acostumbrado. No teme a la pandemia en su crecimiento ascendente por horas y no se detiene en mostrar exacerbaciones políticas, intolerables ataques a médicos y sanitarios, a periodistas y policías. Otros están en el reparto o, mejor, asalto de cargos o “pegas”, como ocurre en Sedes la Paz. La acostumbrada indisciplina de ciertos sectores ahora les devuelve la moneda con más afectados y con la tasas de mortalidad mayor en los municipios y regiones que en presencia de la muerte siguen proclamando la inexistencia del coronavirus, para estupor de cuantos se enteran dentro y fuera del país de semejante despropósito.
Pero la otra cara de la moneda, a Dios gracias, es la solidaridad y el amor a los demás, aun a riesgo de la vida. Tal es la conducta de decenas de médicos y enfermeras que han acudido y acuden al Beni desde distintas ciudades, al segundo departamento con mayor número de contaminados, menor población comparativa y sin las mínimas condiciones de auxilio médico. Si Trinidad, su capital, presenta semejante cuadro, imagínese la situación desesperada de sus provincias. Sobre Pando pende la misma amenaza, que es poco más o menos la del resto de departamentos.
Solidarios son también los grupos de jóvenes de la ciudad de La Paz, organizados para llevar auxilio alimentario a los barrios más necesitados, en la medida de sus posibilidades, acción humanitaria que no es la única en el país, como fue la ya mencionada de los médicos voluntarios. Asimismo, resalta la movilización de las brigadas juveniles Avei de Santa Cruz, desplazadas a su propia ciudad, al Beni y a El Alto con el loable propósito de ayudar a las familias de bajos recursos en las labores de entierro de sus familiares que han perdido la vida por causa del Covid 19. Esta ayuda consiste tanto en coordinar con los funcionarios de la morgue y de los cementerios el traslado de los muertos, apoyar la dotación de equipos de bioseguridad para el indicado traslado y transportar los cadáveres si es necesario. No todo es confrontación y ciega consigna política. Felizmente tenemos claros ejemplos de solidaridad y desprendimiento.
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