Con mucha pena vemos que la República Bolivariana de Venezuela está comprando gasolina de la República de Irán, al no contar con una producción nacional de gasolina y ante la emergencia de un pueblo que día a día sufre por las demandas de este producto. Debemos indicar que Venezuela es el país con mayores recursos petroleros en el mundo. Se calcula que tiene hasta 309.000 millones de barriles de petróleo, principal fuente de riqueza del país.
Desde el gobierno de Hugo Chávez y el actual de Nicolás Maduro, la producción venezolana de petróleo se ha reducido de tres millones de turriles de petróleo por día hasta hace una década, a menos de 600.000 barriles diarios de este producto, llevando al fracaso total de la economía del país, temiendo en los últimos cinco años las devaluaciones de su moneda en forma catastrófica, llegando a ser las más altas del mundo. El FMI está proyectando en 15.900 % la inflación para este año.
Todo ello determina grave escasez de alimentos, igualmente de productos industriales necesarios para el buen vivir. Venezuela es rica también en hierro, las mayores empresas del mundo ensamblaban allí vehículos (Ford, Toyota, Chevrolet, y otras más). Hoy todas las empresas han dejado de producir. El éxodo de venezolanos fue de más de cuatro millones de personas que tuvieron a que huir a países de Sudamérica y del mundo ante la escasez de alimentos.
El precio de gasolina de 91 octanos vale 0.00001 bolívares por litro, un dólar equivale a 186.049 bolívares, llenar el tanque de un vehículo utilitario equivale al valor de una golosina. Con lo que cuesta un huevo se podría llenar la carga de 11.000 camiones cisternas.
Vemos con tristeza a cientos de estos hermanos venezolanos viviendo en condiciones de pobreza, especialmente en nuestro país, ya que el gobierno del MAS no les dio apoyo económico y menos trabajo.
No podemos entender cómo Venezuela, el país más rico, con las mayores reservas petroleras de América, se encuentra mendigando por gasolina y sus derivados. Sabemos que la baja producción fue efecto de políticas venezolanas basadas en su plan de Socialismo del Siglo XXI, que destruyó sus industrias productivas por la nacionalización de ellas, dando a gente incapaz su manejo, lo que determinó en poco tiempo el colapso total de las mismas.
Se veía en la televisión venezolana al presidente Hugo Chávez visitar una fábrica, ante algún reclamo de sus obreros, y determinaba en el acto su nacionalización y el nombramiento como gerente de la empresa al jefe de los sindicatos. En poco tiempo estas industrias colapsaron.
En la actualidad muchos ciudadanos argentinos están sufriendo y temiendo que Argentina se vuelva otra Venezuela.
En Bolivia no podemos sentirnos cómodos, porque se está agotando la mayor parte de nuestros recursos naturales, como petróleo y gas, maderas, producción agropecuaria de occidente, además de la construcción de plantas industriales mal localizadas, mal calculadas, sin estudios de pre inversión, por falta de capacidad, de no pensar y prevenir el futuro, sin proyectar la búsqueda de nuevos yacimientos de petróleo y gas, de minerales para su industrialización.
Un amigo que tiene una empresa de perforación a diamantina me decía que Bolivia es un país muy rico en minerales, pero ningún gobierno hace estudios profundos de prospección, se limita a dar concesiones a pequeñas cooperativas mineras. Que solo aprovechan parte del recurso superficial y van destruyendo el medio ambiente. Hoy en el mundo la explotación minera es a cielo abierto con grandes inversiones, las que dan también buenos resultados económicos para el país. Los yacimientos de oro están en manos de pequeñas cooperativas, cuya producción es vendida a comerciantes extranjeros sin pagar algún impuesto, por lo tanto no ayudan a la economía boliviana.
El autor es Ing. MSc.
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