YPFB: botín político partidista

La empresa estatal del petróleo (hidrocarburos) boliviano, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), fue creada el 21 de diciembre de 1937 en el gobierno del Cnel. David Toro R. en respuesta a los problemas del Estado boliviano con la empresa petrolera norteamericana Standard Oíl, que en la Guerra del Chaco había desviado este recurso a espaldas del Estado boliviano, por lo que ese contrato fue resuelto.

La actividad petrolera en nuestro país despertó interés ya a finales de los años veinte del pasado siglo, otorgándose concesiones a empresas extranjeras, pero era necesaria una empresa estatal que precisamente responda a los intereses del Estado, por lo que en el decurso de los siguientes años fue desarrollándose lentamente hasta la Revolución Nacional que no solo cubrió el consumo interno, sino que exportó petróleo al exterior a través del oleoducto Sicasica-Arica.

En el régimen revolucionario de 1952 a 1964 se le dio a YPFB una importante libertad de gestión empresarial, al margen de la actividad política partidista, lo que le permitió aumentar la producción en varios miles de barriles. Luego en los regímenes militares en alguna medida se preservó del partidismo.

En el anterior régimen del populismo masista la empresa hidrocarburífera estatal fue en una primera instancia objeto de “manoseo” partidista, con rebaja de salarios a los técnicos y profesionales y designación de gente improvisada en las gerencias de la empresa, lo que determinó que los técnicos y profesionales de YPFB abandonen la empresa y se trasladen al exterior a prestar sus importantes servicios en empresas extranjeras, en especial de Perú y Ecuador, de tal manera que el gobierno populista tuvo que abrir la empresa a técnicos y profesionales al margen del partidismo.

En la actual gestión de gobierno de la señora Jeanine Áñez con el argumento un tanto tardío de “limpiar” de masistas el aparato administrativo del Estado, en la empresa estatal de hidrocarburos se está repitiendo el vicio de anteriores gobiernos de manejar la importante empresa con criterio sectario, “logiero”, pues con ese argumento se está echando de sus puestos a destacados profesionales y técnicos con experticia y con varios años de servicio en la empresa estatal, reemplazándolos con gente ajena al sector hidrocarburífero, al calor del compadrerío y parentesco, haciendo un grave daño al país.

Lo penoso es que los nuevos improvisados funcionarios que han sido colocados en YPFB Chaco hace pocos meses, son los que están echando de sus labores a destacados profesionales y técnicos para llenar esas funciones especializadas con gente que no conoce el sector y no tiene experticia en esta importante actividad.

Los puestos en las empresas estatales deberían ser otorgados por un riguroso sistema de reclutamiento de personal, a cargo de alguna empresa especializada, en beneficio de una buena gestión empresarial y el interés del país.

El autor es abogado, politólogo y escritor.