Se prevé que la región de América Latina tenga este 2020 una contracción de su economía en algo más del 7 %, muy superior a la caída del conjunto de los mercados emergentes y economías en desarrollo, que será del 2,5 %.
Esta proyección está contenida en el informe del Banco Mundial sobre las Perspectivas Económicas Globales, difundido hace pocos días, en la que los economistas de este organismo internacional --tras comparar la serie histórica de crecimiento del PIB de la región--, llegan a la conclusión de que éste será el peor desempeño desde 1901.
Se remarca que no tuvieron este impacto de contracción ni la Gripe Española de 1913 (-5,1 %), ni la Gran Depresión (-5,2 % en 1931), ni la segunda crisis del petróleo (-2,4 % en 1982), ni la Gran Recesión de 2009 (-1,9 %).
Pero, estamos seguros que con esfuerzo y esperanza, como dice el informe del BM, se podrá superar el enorme desafío que nos deja la pandemia del coronavirus.
En primer término, tanto el gobierno transitorio como el que elijamos en las próximas elecciones, deben poner en práctica todas las medidas necesarias para garantizar la participación activa del empresariado privado nacional y extranjero en las diferentes actividades del quehacer económico, y coadyuven de esta forma a salir de la recesión post corona virus, con seguridad jurídica.
El gobierno debe dejar de reprimir la actividad empresarial que busca crear riqueza, por el contrario debe esforzarse en generar confianza que estimule la inversión y la creación de empleo.
Las acciones para reforzar la presencia del empresariado privado guardan coherencia con las sugerencias de buscar la reprogramación de la deuda externa contraída con algunos países, y organismos internacionales.
El momento en que se plantee la reprogramación de parte de la deuda bilateral, se puede ver disminuidas las posibilidades del país para seguir endeudándose.
Según el experto Bernardo Prado, debido a la dramática caída de los precios de los hidrocarburos, el país recibirá este año 1.500 millones de dólares por la venta de gas, cerca de la mitad de lo obtenido en 2019 y una cuarta parte de lo recibido en anteriores años.
Con la intención de disponer de los recursos necesarios para la reactivación el Gobierno tiene previsto colocar este año bonos soberanos por 1.500 millones de dólares, y resolver en parte la falta de recursos por la caída del petróleo.
Esta realidad nos motiva a insistir en que el gobierno recree las condiciones de garantía para la inversión privada, ofreciendo seguridad jurídica y comprometiendo la inversión destinada a facilitar el trabajo empresarial.
Con la inversión privada coadyuvando en la reactivación podremos mostrar que el país saldrá adelante ante la crisis de salud y económica, con esfuerzo propio.
Además de la inversión en infraestructura, el gobierno también deberá llevar adelante, entre otras, las siguientes acciones, necesarias para complementar el trabajo conjunto de empresarios privados y Estado:
- Facilitar la formalización de las actuales actividades económicas informales.
- Rebajar el IVA y eliminar el ITF.
- Reducir a cero el gasto público improductivo.
- Terminar la tarea de redistribución de los ingresos con la aprobación del Pacto Fiscal.
- Eliminar todos los obstáculos que impiden el crecimiento de las empresas.
- Racionalizar los requerimientos para la formación de nuevas empresas.
- Aprobar normas que incentiven la inversión privada (nacional y extranjera).
- Revisar el sistema de pensiones, buscando garantizar su continuidad y la adecuada remuneración al jubilado.
- Diversificar los mercados y ampliar los existentes, para incrementar las exportaciones.
- Recurrir a la tecnología para incrementar la producción nacional, orientada al mercado local y extranjero.
- Reglamentar y fomentar el teletrabajo, e-commerce, Gob-tech y otras técnicas que ofrece el avance tecnológico.
- Fortalecer el horario continuo, como una forma de reducir el uso de los medios de transporte públicos y optimizar el trabajo coordinado.
- Disponer de líneas de financiamiento en condiciones flexibles para las pequeñas, medianas y grandes empresas privadas.
- Prever que el gobierno pueda honrar, en el menor tiempo posible, las deudas públicas con proveedores de bienes y servicios.
- Crear un fondo de garantía.
- Inyectar liquidez para reactivar la oferta, con efectivo equivalente al 10% del PIB.
La reapertura de mercados y aeropuertos, los viajes de turismo y casi todas las actividades productivas, comerciales y de servicio retornan paulatinamente, pero esto no significa volver a tiempos pre-coronavirus.
Vamos avanzando de a poco a una nueva realidad y reactivar la economía requerirá de mucho cuidado. No podemos descartar que el confinamiento, en unas regiones más que en otras, pueda extenderse por algunas semanas. Todo esto demanda planificar con mucho cuidado la protección de vidas y la recuperación económica.
El autor es Economista, empresario y ahora Presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Ph.D., miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.
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