Clepsidra
Mientras en Palacio de Gobierno los doctores de la ley discuten si las leyes que se emiten son o no constitucionales, en la acera de en frente, los congresistas del MAS, inconstitucionalmente elegidos, discuten en la Asamblea Legislativa sobre la forma y manera de derrocar a este gobierno haciendo uso de su mayoría de dos tercios de votos. Es así como diseñaron una descarada, artera e inconfundible estrategia política, que va desde el sabotaje a todas las medidas del ejecutivo, hasta la aniquilación de sus oponentes.
No de otra forma podríamos interpretar las leyes en consideración y/o aprobadas por estos cipayos, con una productividad y eficiencia casi industrial, destinadas en su gran mayoría, a trabar el normal desenvolvimiento del Poder Ejecutivo.
Sólo una mente enferma y con enormes instintos de maldad, puede instruir la aprobación de normas que lastimen a una sociedad entera, como la recientemente sancionada ley de Control y Fiscalización de Endeudamiento Público y Donaciones, cuyo fin es vetar la contratación de créditos mayores a mil millones de dólares gestionados por el gobierno, ante el FMI y otros organismos internacionales, para hacer frente a la pandemia del Covid19. Dicha norma, al margen de perversa, sólo puede compararse con la orden impartida por el prófugo de marras, instruyendo a su narco lugarteniente Faustino Yucra, cercar las ciudades y dejarlas sin agua y sin alimentos.
A renglón seguido, como presintiendo la convulsión que ocasionaría dicha medida por la falta de insumos básicos para enfrentar la pandemia, dictan la “Ley de Estado de Excepción y la Ley de Cumplimiento de los Derechos Humanos”, limitando su aplicación al Estado, sólo en tres eventualidades, a saber: por conmoción interna, desastre natural y por peligro para la seguridad del Estado y amenazas externas. ¡Ojo! No se considera a las movilizaciones sociales o a las dificultades financieras como motivo para declarar un estado de excepción.
Asimismo, dicha norma somete a las FFAA y policiales a no usar absolutamente nada en contra de los amotinados (organizados y dirigidos por ellos obviamente), dejándolos en plena libertad de cometer sus fechorías, empero, a los guardianes de la Patria, del orden y seguridad de sus ciudadanos los deja a merced de estos bandidos. Tal actitud se explica como una venganza contra dichas instituciones, que fueron las protagonistas de la caída del despotismo.
Es más, estos padrastros de la patria introducen en su agenda de revanchismo su insólita oposición a la Ley de Ascensos y Destinos de las FFAA, buscando con ello desquiciar y fragmentar el espíritu de cuerpo y la unidad que rige actualmente en dicha institución, así como en la policial; provocando así una reacción que las lleve a deflagrar la guerra civil que tanto propalan y ansían.
No es justo que, mientras los bolivianos tratamos de salvar la vida de la pandemia, el narcoterrorismo esté gestando un golpe de estado en el país. Este despropósito nos obliga a rechazar enfáticamente ese intento, invitando a nuestras fuerzas armadas y a nuestra policía, a preparar y servirse unos Huevos a la Copa.
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