El Salvador, sí Bolivia, no

En días pasados, los medios televisivos sorprendieron a la colectividad latinoamericana con la noticia de que el Presidente salvadoreño inauguró la primera fase de un hospital con capacidad de cuatrocientas camas de Terapia Intensiva (TI), la segunda y tercera fase contemplan seiscientas camas para TI, siendo en total mil camas para TI y, adicionalmente, mil camas para atención de otras enfermedades. Es un hospital dotado con todos los implementos necesarios en la medicina moderna, como ser equipos de última generación, implementos, útiles y vituallas de primera clase. El hospital está dotado de dependencias para todas las especialidades, con equipos para uso de médicos y enfermeras; los pacientes serán atendidos con lo mejor de la medicina moderna y no adolecerán de ninguna falta. La obra con todas sus secciones tendrá un costo general de 75 millones de dólares; lo inicial inaugurado recientemente costó aproximadamente 25 millones de dólares. Para los siguientes pasos o nuevas dependencias y secciones, ya con muchos avances, se tiene el dinero necesario (50 millones de dólares) y, con todo, la obra será la “más moderna y mejor dotada de América Latina”.

El Salvador pudo hacer lo que ningún otro país logró y menos Bolivia que en los últimos l4 años --2006 a 20l9-- contó con mucho dinero, tanto que sobrepasó con creces al presupuesto que se invertirá en El Salvador; pero más pudo la ignorancia, la carencia de conciencia y de criterio, el instinto de gastar festinatoriamente miles de millones de dólares, compra de aviones y vehículos de lujo y gastos en viajes por todo el mundo con acompañamiento de centenares de partidarios políticos. ¿Construir hospitales? Solo como anuncio demagógico hasta el extremo de sostener “haber construido l.700 hospitales” y la verdad es que no se hizo ni uno y apenas se refaccionó uno que otro con “varias inauguraciones” que dan vergüenza por ser mentira para convencer al pueblo de las grandezas logradas por un régimen corrupto.

El Salvador pudo lograr una monumental obra tan solo en tres meses con honestidad, honradez y eficiencias a toda prueba; en cambio, Bolivia, con más dinero y casi catorce años de auge financiero nada hizo porque miles de millones de dólares fueron destinados a gastos ostentosos. Bolivia pudo hacer mucho y no lo hizo tan solo porque el “dueño de todo” no quiso. Esta es la realidad que ha lastimado profundamente a los bolivianos, hasta que en estos días, el Presidente salvadoreño ha dado ejemplo de lo que se puede hacer con honestidad, honradez y sentido de responsabilidad, como él y su equipo aplicaron en la administración de su país.