La Pedagogía ignorada:
“Los maestros son nuestros héroes olvidados”. Lo dijo alguien y se suma a esta reparación. El homenajeado fue galardonado en 1984 con el Premio Interamericano de Educación “Andrés Bello” de la OEA. Posteriormente llegaron otros honores como el “Cóndor de los Andes”. Como ocurre casi siempre, los intelectuales son reconocidos en el extranjero y después, si se acuerdan, en la nación.
A propósito de su legado pedagógico: en la 19ª Feria Internacional del Libro de La Paz, del año 2014, el Ministerio de Educación presentó dos libros sobre el debate pedagógico nacional de 1910que sostuvieron Franz Tamayo y Felipe Segundo Guzmán, referido respectivamente: “La creación de la pedagogía nacional”. Y, “El problema pedagógico en Bolivia”. La presentación estuvo a cargo del ministro de Educación Roberto Aguilar Gómez y del periodista Carlos Soria Galvarro. Los mismos hicieron alusión al texto de Mariano Baptista Gumucio: “Yo fui el orgullo, vida y pensamiento de Franz Tamayo” (pp. 60-82). Sin embargo, no se mencionó a César Chávez Taborga (1924-2011), quien fue el que escribió el ensayo acerca del debate pedagógico, con una estructura didáctica y el contrapunteo de dos formas de pensar la educación boliviana en ese tiempo.
El ensayo respectivo de César Chávez titula: “A medio Siglo de una Polémica Pedagógica”. Publicado en la Revista de Estudios Pedagógicos MINKHA. Año VI. Nº 8. (1961), La Paz. De la misma, fue fundador y director. También se incluye el estudio editado en el libro: “Sentido y formas de una obra pedagógica” (1995), con el título: “Tamayo y Guzmán en el debate pedagógico”. César Chávez, como académico e investigador, en el documento mencionado sitúa la educación boliviana en el periodo liberal y concluye de forma magistral: “Espíritu torcidamente liberal el uno, poseído por un neopositivismo mal cultivado y peor digerido; inteligencia excepcional pero extraviada en el océano morboso del energetismo germánico el otro, ambos ideólogos fueron racistas a su manera, liberales a su modo, y los dos padecieron del prejuicio de la sangre como creadora y maestra de la historia”.
Es oportuno en este homenaje póstumo, hacer una evocación muy resoluta sobre la obra pedagógica de uno de los más grandes maestros de Bolivia, como fue César Chávez Taborga, quien aseveró: “Educar no es tanto enseñar una materia cuanto despertar una conciencia y sugerir una conducta”. Asimismo, estuvo consciente del rol del educador en la sociedad: “El maestro, si no es toda la fuerza material que requieren las sociedades para hacer efectivas sus promociones históricas, es cuando menos, por su cotidiana actividad en las aulas, el factor espiritual más decisivo para retardar o acelerar los cambios cualitativos…”. En su concepción dialéctica no podía estar ausente el educando: “el ser que busca afanosamente y por sí mismo las maneras y los modos del conocer, para crear conocimiento y recrear la experiencia educativa y cultural”. Y completa. “Ser estudiante es, también, tener conciencia crítica y espíritu creador”. Como educador genuino, se dirigía a los estudiantes, con la humildad de los que no se enseñorean con los cargos públicos, son sus propias palabras: “Como maestro más que como Ministro”.
Su propuesta pedagógica recogía una aspiración del magisterio boliviano acerca de la formación docente de nivel y carácter universitario. En 1963 propuso crear el Instituto Superior de Ciencias de la Educación, para el postgrado de la docencia nacional. Y en 1992 propuso un perfil alternativo de Universidad Pedagógica con el nombre del más grande maestro de Bolivia y América “Simón Rodríguez”, la propuesta menciona la licenciatura, la maestría y el doctorado en educación.
En relación con la investigación científica, tuvo práctica y visión estratégica: “Para ello es necesario, en principio, desmitificar la investigación, bajarla del Olimpo y hacerla caminar por el Kindergarten, la escuela, el liceo y la universidad”. Su ideario pedagógico es multidimensional y polifacético, en el mismo, se señala la enseñanza de la sociología, la defensa de la democracia, la naturaleza, la conciencia ecológica y otros temas.
Tuve el honor de conocer y hacer amistad con César Chávez Taborga, lo invité a una conferencia en el paraninfo universitario (UMSA, 2004) y también sostuve diálogos en su domicilio, en las pocas visitas que aceptaba por su salud. Había siempre lecciones pedagógicas y de ética que aprender del maestro y de su obra pedagógica publicada, textos que no deberían faltar en las bibliotecas, escuelas y universidades de formación docente. Para concluir este homenaje, algo que no olvidaré del profesor César Chávez de la última conversación: “Un maestro debe ser una persona culta”, lo manifestó. (29-06-20).
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