En tiempos normales todos los países han tenido conciencia de que la unidad y la armonía deben ser los medios más efectivos para allanar cualquier dificultad; pero posiciones antagónicas e intereses creados han impedido que esta regla se cumpla. Ahora, dada la presencia del coronavirus, la mayoría de los pueblos espontáneamente reconoce que sin unidad y sin el reinado de armonía entre todos es imposible o muy difícil que ese ideal se concrete. Sin embargo, las lecciones dejadas por la cuarentena hacen ver que, efectivamente, cualquier acción que se emprenda tiene que ser en armonía y unidad; de otro modo, cualquier otro intento fracasa.
El drama que se vive, por la seguridad de que se masifiquen los casos de contagios y aumente el número de muertos, parece que ha despertado la conciencia no solamente de gobernantes sino de los pueblos. Y es que, renunciando a posiciones antagónicas y rechazando intereses y conveniencias sectarias o políticas, es posible encarar la unidad, venciendo obstáculos y tomando conciencia de que la armonía entre todos es absolutamente necesaria, pero no solamente para resolver los problemas de salud sino los de otro tipo y magnitud, como aquellos referidos a la economía, la educación, la buena marcha del Estado, el trabajo de los diversos ministerios del gobierno y todo el esquema preciso para encarar situaciones hasta críticas que pudiesen presentarse debido al casi abandono en que estuvieron últimamente.
No asimilar la magnitud y gravedad de todo lo ocurrido sería el colmo de la soberbia y revelaría una carencia de visión porque de todas las experiencias, de los sufrimientos y heridas sufridas, de las pérdidas cuantiosas que se ha confrontado en los campos productivos, tecnológicos, científicos, culturales, económicos, educativos y de otras formas positivas del diario existir, mucho tiene que quedar en el recuerdo y la conciencia de los pueblos.
De todo lo pasado tiene que quedar lo bueno y constructivo, lo que acreciente los valores y principios de todos los habitantes, porque haciendo acopio de todo eso, ellos, conjuntamente las próximas generaciones, serán los encargados de una reconstrucción ante los escombros dejados por el Covid-19. Serán, finalmente, quienes estudien y determinen las medidas preventivas para evitar males semejantes para las sociedades del mañana.
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