El póquer de ases para dejar sin la menor chance al MAS, habría sido el conformado por Jeanine Áñez, Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho y Tuto Quiroga. Sin embargo, el Día de los Inocentes está lejano, y sabemos que en este momento armar tan solo un par de ases es algo complicado. Hasta los buenos deseos del ministro Murillo de una aproximación Áñez-Mesa, quedaron hechos trizas, por el MAS desde luego, y por si fuera poco, desde el propio Gobierno, cuando Samuel Doria Medina dijo que eran elucubraciones inconsultas de Murillo, casi dando la impresión de que estaba chalado.
No obstante que las elecciones previstas para el 6 de septiembre son inviables porque el ausentismo las va a invalidar a priori, ya es hora de que quienes no deseen sinceramente el retorno del MAS al poder (léase Evo Morales), hagan algo para frenar a un masismo que, desde la Asamblea Legislativa, está pretendiendo derrocar a la señora Áñez, no aprobando los créditos internacionales para combatir la peste china y rechazando el ascenso a generales en las FFAA, creando lo que más saben hacer: caos.
Quiere decir que ha llegado el tiempo de los renunciamientos para que no tengamos al MAS de retorno en el poder y con mayoría parlamentaria, para colmo. No es posible que si en menos de dos meses habrá elecciones (esperamos que no), los adversarios de Evo Morales, aquellos que se esforzaron o se beneficiaron con su escandalosa fuga, no puedan armar un frente sólido que dé confianza a la gente.
No conozco personalmente a la presidente Jeanine Áñez, pero la admiro y la respeto mucho. Jamás se me ocurriría escribir algo en contra de la persona que tuvo el coraje y la decisión de reclamar su lugar en la Historia, cuando Bolivia vivía una noche de incertidumbre luego de la huida de Morales; cuando el Palacio y la Casa Grande del Pueblo estaban desiertos, con el riesgo de que, a falta de una autoridad, la chusma ocupara sus ambientes. Lo hizo muy bien la señora Áñez, conformó un buen gabinete de ministros sobre la marcha, pacificó las ciudades que estaban siendo avasalladas por órdenes del fugado Morales, y nos dio un respiro, pero, además, esperanza. Sin embargo, cometió el error de oír los cantos de sirena y de lanzarse de candidata a la Presidencia para las elecciones del 3 de mayo. No niego que a mí me gustó su actitud entonces, mas, sin duda, fue una equivocación.
Ahora, Jeanine Áñez tendría que contar con el respaldo de Carlos Mesa, si quiere ganar la elección, porque el apoyo de Camacho no lo va a conseguir nunca, ya que Luis Fernando se siente engañado por ella, aunque en política todo puede revertirse. Y Mesa jamás cederá su derecho a candidatear, porque dice, con razón, que, gracias a su candidatura, al “voto útil”, Evo Morales se vio obligado a realizar el fraude. Es cierto. Ordenó el fraude para evitar el balotaje, que provocó los bloqueos en Santa Cruz, y eso trajo la temeraria acción de Camacho en La Paz, se desató la “revolución de las pititas”, y la fuga del jefe cocalero. Evidentemente, si Morales no estafaba a los electores, en estos momentos el presidente de la República sería Mesa. ¿Va a cederle, entonces, su lugar a Jeanine?
No puedo quedar bien con todos, ni me interesa a estas alturas. Hay quienes aprecian lo que escribo y quienes no. Como lo único que me importa (como me importaba en octubre) es que el MAS no tenga el poder, me atrevo a sugerirle a la señora presidente que renuncie a su candidatura si no va a llegar al 40% de la votación o cerca de eso. No soy quién para exigirle nada a ella, pero que se siente con Mesa para conversar patrióticamente sería lo más saludable.
Es lamentable que Mesa haya cometido tantos errores con Santa Cruz, que ya no hay para qué recordarlos porque indigna. Que también haya errado con su acercamiento a Morales, hace un tiempo. Además, Mesa debe entender que los bolivianos no le vamos a aceptar que él quiera decidirlo todo y que rechace, con soberbia, lo que, por ejemplo, llama “presiones” para la constitución de las listas parlamentarias. Que sepa que, si la señora Áñez y el propio Camacho le abren el camino a la presidencia, nuevamente iremos a utilizar el “voto útil”, no el voto deseado. Y que, además, solo habrá recorrido la mitad del camino, porque todavía hay que ganarle al MAS, favorecido por el padrón y las circunscripciones electorales, lo que no es moco de pavo.
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