El diseño, el urbanismo y la arquitectura abrirá a nuestro paso un mundo más individual, digital y menos cálido, aunque con mayor convivencia con la familia en sus casas, provocado por la pandemia china que hasta la fecha ha puesto en brete a las autoridades del mundo e incluso a los más escépticos e ignorantes.
Los arquitectos bolivianos pronostican algunas proyecciones que las resumimos en esta ocasión como: hay que construir hospitales o clínicas distantes a la ciudad, porque anuncian que no sería la única enfermedad masiva que se presentará a futuro, baños públicos con puerta podrían ser eliminadas.
Algunos diseñadores recurrirán seguramente a telas y acabados antibacterianos, incluidos los que ya existen, como el cobre, y los que inevitablemente se desarrollarán, ya no se podrá utilizar salas comunes o compartidas tendrán que ser individuales en su construcción, las salas de espera, deberá ser con mayor distanciamiento físico entre los pacientes y no pacientes.
La gran pregunta para instituciones, municipales, gubernamentales, privados y seguramente tendrá que haber un cambio sobre la construcción de ciudades, nuevas normas políticas y urbanas, generar quizás una ciudad más inclusiva para los habitantes, enfocándose en los aspectos más desiguales de los núcleos urbanos, como en los espacios públicos por conexión e incidencia que tiene en nuestra sociedad boliviana, ya que estos son muy utilizados para una serie de actividades públicas, desde presentaciones folklóricas, teatro, comercio, ambulantes, comida y otros.
Muchos servicios del estado tendrán que descentralizarse a los barrios, buscando nuevas infraestructuras y evitar aglomeraciones al igual que los bancos y otros, especialmente aquellas que son masivas, es imposible reunir a mucha gente en un solo lugar, con el riesgo de ser infectados y claro y como van las cosas no será la primera y única pandemia que como los chinos provocaron.
Es necesario reconvertir los servicios, colocarlos más cerca de la vivienda del cliente y donde vive, no debería viajar para pagar los servicios y evitaríamos la utilización del transporte público masivo y con ello ahorrar en economía. El desafío es hacer ciudades más disfrutables, con espacios públicos inclusivas y resilientes, más humanas.
Si somos acuciosos, la ciudad se ha convertido en un verdadero laboratorio, tras cambiar regulaciones, normativas, maneras de actuar, a eso hay que sumar el terrorismo desatado por gente inadaptada, encima marchas de contagio organizada por políticos. Frente a la oportunidad de las autoridades que combinaron medidas urgentes con medidas estructurales sin ningún acuerdo políticos, por el contrario, ante un sabotaje desmedido en contra de los bolivianos.
Pese a esto, La Paz como otras ciudades del interior del país, es necesario proyectar construir más parques y donde se pueda, y en distintos barrios, porque la perspectiva de la vida cambiará entre los habitantes producto del dura cuarentena.
USO DE LA BICICLETA
Otras como ampliar las aceras y carriles para el uso de bicicletas que es el vehículo perfecto y del futuro para facilitar el mantenimiento de la distancia de seguridad y minimizar los contagios, pero no solamente de manera circunstancial sino permanente. Los paceños y otras ciudades deben promocionar el uso de la bicicleta y con ello contar con ciudadanos sanos por el ejercicio que brinda este transporte práctico, barato y no contamina el ambiente.
Existen otros aspectos que pueden asumirse como peatonalizar las calles dejando sólo el tráfico vehicular, implementar medidas amables con la naturaleza, potenciar las caminatas y en bicicleta, bajar la velocidad del transporte público en espacios urbanos, espacios para los niños.
Es un buen momento como paceños y otras ciudades para reconvertirnos en algo mejor de lo que hemos sido. En ocasiones como esta debemos revalorizar la política como arma capaz de impulsar las aspiraciones colectivas. Los alcaldes y alcaldesas, concejalas y concejales deben ejercer el liderazgo para provocar cambios positivos, evitando la demagogia barata. Hay que recuperar la normalidad y adaptando la movilidad urbana a nuevas coordenadas de uso de los espacios públicos. (EDICIÓN #224)