Hacer realidad aumento del 10 % en presupuesto de salud

Cuando el gobierno anunció el incremento del 10 % en el presupuesto de salud, hubo complacencia en la colectividad porque se pensó, con justa razón, que se cumplía algo demandado durante muchos años; pero el anuncio no se concretó en hechos y la realidad es que hasta ahora, varios meses después, no hay visos de que se cumpla. Extraña la actitud gubernamental que, en todo caso, debía proceder a ese aumento mediante un decreto supremo y no “elevarlo” al Legislativo sabiendo que sufriría el boicot de quienes figuran como senadores y diputados, militantes del MAS, y que no trepidarían en nada con tal de que haya fracasos en todo lo positivo que se proponga hacer la Presidenta de la República.

No es extraña la conducta del masismo que busca, afanosamente, retornar al poder que durante l4 años ha tenido en sus manos y en los que gastaron irracional e irresponsablemente los dineros del país que bien hubiesen servido para construir hospitales, proveerlos de todos los equipos y destinar, además, presupuestos dignos para atender las urgencias y necesidades de educación y salud del pueblo, rubros que deberían ocupar los primeros puestos en toda gestión gubernamental, porque de estos dos factores depende el futuro de la nación.

No es rara la conducta de quienes no tienen conciencia de las urgencias y necesidades del país y es la colectividad nacional la que deplora semejante conducta que va en contra de todo lo que conviene a la educación y salud del pueblo, que siempre ha visto descuidados esos dos rubros por casi todos los gobiernos y que se tenía la esperanza de que el actual atendería con celeridad debido a su mensaje de “apoyar las urgencias de la población” y no hizo lo suficiente; pero es más reprochable la conducta de los que deberían servir más y mejor, de quienes han prorrogado ilegalmente su mandato que venció en el mes de enero.

El gobierno no puede ni debe permanecer mustio e indiferente a lo que aleguen los componentes del Legislativo porque en todo caso lo que interesa y conviene es que se atienda las urgencias nacionales, especialmente en los tiempos de duración del virus que cobra más víctimas conforme pasan los días. Consta al gobierno que presupuestos de los ministerios de Gobierno y Defensa son muy superiores a los de Educación y Salud, cuando debería ser lo contrario; es decir, que lo que corresponde e interesa más a la población debió ser atendido con prioridad a cualquier otro gasto, porque de esos dos factores dependen la vida, salud, educación y formación de la colectividad que, hasta ahora, ha sufrido las consecuencias de descuidos en los campos de la salud y la educación; en cambio, cabría preguntar: ¿Cómo y en qué se beneficia el país con presupuestos inflados de Gobierno y Defensa que deberían ser atendidos por ingresos propios (caso de las FFAA) y otros menores?

Hacer realidad ese incremento del 10 % en Salud es un deber que el Gobierno debió cumplir inmediatamente después de firmar el decreto respectivo y no esperar la decisión legislativa, sabiendo inclusive que no será cumplida, teniendo en cuenta que “no habrá participación partidaria” como ha ocurrido con otros rubros en que, con prioridad, se atendió las exigencias del partido.

La decisión gubernamental no puede quedar como simple enunciado demagógico o populismo, como ocurría por varios años tan solo por conveniencias personales de la dictadura. Si no se cumple dicho presupuesto, querrá decir que poco o nada interesa un rubro tan importante para la vida de la población.