Adrián Barrón Rojas
La seguridad es considerada como la ausencia de peligro o riesgo, y Seguridad Ciudadana es la acción integrada que desarrolla el Estado, con la colaboración de la ciudadanía y de otras organizaciones de interés público, destinada a asegurar la convivencia pacífica, la erradicación de la violencia, el uso pacífico y ordenado de vías y espacios públicos y, en general, evitar la comisión de delitos y faltas contra las personas y sus bienes.
Dicha tarea, contemplada en diferentes planes y programas de distintos gobiernos, solo se enmarcó en proteger a la ciudadanía, a sus bienes y evitar hechos de violencia o delictivos. Pero podemos decir que hoy, en tiempos de la pandemia mundial, la Seguridad Ciudadana está estrechamente ligada a la Seguridad Sanitaria, la misma que es entendida como la garantía de una protección mínima contra las enfermedades y los modos de vida malsanos, junto con la seguridad alimentaria, ambiental, económica, de la comunidad y política.
Por lo tanto, la Seguridad Ciudadana pasó a ser mucho más que un simple cliché o estereotipo, como decir que “es tarea de todos”, pues en tiempos de Convid-19 debe ser motivo de una política de Estado, por lo que gobiernos regionales, locales y nacional debieran planificar y financiar procedimientos establecidos para que la Policía Boliviana continúe en su labor de preservar no solo el orden, la convivencia pacífica y democrática en el territorio nacional, sino ahora los mecanismos para evitar mayores riesgos de contagio y muerte.
En tiempos de pandemia surgen como hongos las pugnas políticas de grupos focales definidos. Pero es importante que la instancia policial cuente con todos los implementos de bioseguridad, no solo para resguardar la Seguridad Ciudadana, sino también la Seguridad de Salud de habitantes y estantes en ámbitos urbanos y rurales.
En ese entendido, las instancias administradoras de la cosa pública en diferentes ámbitos deberán invertir en las políticas de bioseguridad de uniformados que se encuentran en primera línea, que deben tener acceso garantizado no solo a centros de salud para ser atendidos, porque ellos actuarán para evitar que la población corra riesgos innecesarios por la confrontación política de pequeños grupos, actos que causan luto, dolor y traumas en la familia boliviana. Por eso es importante que se proteja las vidas de uniformados y que la pérdida de éstas no sea en vano, en la hora de precautelar la Seguridad Ciudadana y de Salud.
El Covid-19 ha modificado casi a la fuerza hábitos de higiene de la ciudadanía, pero sin las políticas públicas y la inversión de entidad autárquica o centralizada, todo esfuerzo queda huérfano, enclenque en la hora de garantizar una verdadera Seguridad Ciudadana y de Salud. Por lo tanto, son tiempos también de modificar nuestros hábitos políticos, priorizando el bien de todos y abandonando los egoísmos mezquinos que nos dejó la clásica política enfrascada en pequeños grupos que hoy dejaron de representar el interés inmediato de todos los bolivianos, como es proteger ante todo la vida y siempre la vida.
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