Es sabido que los males no vienen solos y se presentan en legión. De ese tipo de problemas padece el país desde años pasados. Primero fue el retroceso histórico, seguido por la corrupción, el despilfarro, el aventurerismo ideológico, la inmoralidad y la absurda práctica de la actividad política populista y ahora detrás de ese populismo existe la amenaza de una sequía, tal vez peor que la de años pasados.
Tras esas grandes desgracias el año pasado vinieron las elecciones fraudulentas e ilegales convocadas para reelegir a Evo Morales que, ante las irregularidades de su realización, culminaron con su derrocamiento y fuga providenciales. El país quedó poco menos que en quiebra, con deudas, el aparato productivo destruido, el Estado desorganizado. Para completar ese panorama, desde hace cinco meses el país enfrenta los graves efectos de la pandemia del coronavirus que terminó de paralizar la economía nacional, pues no había recursos ni medios para enfrentar el mal.
No solo eso. Al presente al parecer se han presentado los síntomas de una probable sequía que podría ser de fatales consecuencias si no se adopta oportunamente las medidas necesarias de urgencia que reclama la situación. Desde hace seis meses no han caído lluvias en Occidente. Menos nevadas. Los glaciares están agotados, los ríos están cada vez más pobres.
El panorama se agrava porque se presentan heladas que alejan la posibilidad de lluvias, precisamente cuando se debe preparar terrenos para siembras tempranas que producen las primeras cosechas a fin de año. Los signos de lluvias hasta el momento no se presentan, haciendo prever una situación crítica de lo poco que queda de agricultura en el país.
Pero algo peor aún. Hasta ahora no se ha presentado ninguna observación al problema por parte de autoridades agropecuarias y otras que sirven para abastecer las ciudades como La Paz y otras capitales. La preocupación para defenderse del Covid-19 pareciera que ha hecho perder el interés por problemas de tanta o mayor magnitud que la pandemia, por lo cual solo queda sugerir a las autoridades nacionales y locales que tomen cartas en el grave asunto a la brevedad posible.
Desde hace varios años se observa un ciclo de sequía anual que va adquiriendo gravedad. La sequía que pronostican meteorólogos reconocidos muestra que la de este año podría ser más fuerte que las anteriores.
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