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La educación y la mentira

Armando Aquino Huerta

La educación es: "la institución social que permite y promueve la adquisición de habilidades, conocimientos y la ampliación de horizontes personales y que puede tener lugar en muchos entornos", y la mentira es: "una expresión que resulta contraria a lo que se sabe, se piensa o se cree"; conforme nos enseñan los diccionarios. En consecuencia, resulta desatinada la clausura del año escolar en el Estado dispuesta por el actual gobierno, conforme se pasa a analizar.

1.- El Art. 9.5) de la Constitución Política del Estrado (CPE) respecto a la educación dice: "Son fines y funciones esenciales del Estado, además de los que establece la constitución y la ley: 5) Garantizar el acceso de las personas a la educación, a la salud y al trabajo". Por consiguiente, no se justifica, desde ningún punto de vista, la clausura referida, a no ser que ex profesamente se quiera incumplir con dicha función y perjudicar a casi cinco millones de habitantes del Estado boliviano, porque casi cuatro millones estudiarían en escuelas y colegios de manera normal, añadiendo a las personas adultas y mayores que también estudian para adquirir conocimientos, capacitarse y profesionalizarse.

Resulta así injustificado el justificativo de: "...para evitar que los niños se contagien en la escuela...", ni qué decir si entre niños no contagiados sería imposible que se contagien, peor aún si se entregase a los alumnos una computadora con internet gratuito para continuar y concluir la educación satisfactoriamente, mejor aún utilizando los beneficios del satélite Túpac Katari. Como se ve, el justificativo de la clausura se adecua a la mentira; y lo que es peor, se constituye en una mentira reprochable y perjudicial, porque perjudica a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, que todos sabemos son el futuro de la Patria.

2.- Es más, el Art. 17 de la CPE al respecto dice: “Toda persona tiene derecho a recibir educación en todos los niveles de manera universal, productiva, gratuita, integral e intercultural, sin discriminación". En consecuencia, la clausura referida estaría violando el derecho de los niños, niñas, adolescentes y demás personas que estudian en las escuelas y colegios del Bolivia, a las vez que les estaría suprimiendo su derecho de recibir educación para ser mejores personas, para adquirir más conocimientos, para superarse y ser más útiles a la familia, a la sociedad y humanidad en general.

De esta suerte, la clausura no solo podría considerarse como un error gravísimo, sino como horror inadmisible, que además podría tener graves consecuencias sociales y políticas, porque no solo resultan perjudicados los estudiantes sino los profesores y los padres de familia, que porcentualmente hablando casi llegan al 100% de la población boliviana. Y políticamente hablando, afectaría a unos y beneficiaría a otros en la coyuntura electoral que nos encontramos.

3.- Además, es un deber de las bolivianas y los bolivianos "formarse en el sistema educativo hasta el bachillerato", conforme dispone el Art. 108 de la CPE; deber que resultaría truncado, porque por la clausura que nos ocupa, los estudiantes no se habrían formado adecuadamente al no recibir la educación, ni la capacitación respectiva; resultando así una burla y engaño la no perdida del año sin haber pasado clases que prevé dicha clausura. Ni qué decir si consideramos que desde el punto de vista político, educar es enseñar al hombre el uso racional de su libertad, peor aún si sabemos que un buen porcentaje de los electores en las próximas elecciones serán estudiantes jóvenes de más de 18 años. Resultando así que la no perdida del año y promoción al curso inmediato superior hecha a los estudiantes y a sus padres --que parece ser un premio--, es una falsedad rayana en la mentira, que casi el 100% del pueblo la rechaza sin consideraciones políticas de ninguna naturaleza y olvidándose incluso de los Derechos Humanos referentes a la educación y de los derechos previstos en el Código niña, niño, adolescente.

Por lo expuesto, para evitar las contradicciones entre ministros de Estado sobre clausura administrativa, clausura académica y vigencia de la educación virtual, y para borrar la imagen de incapacidad para administrar la educación en nuestra querida Bolivia; sería conveniente que la clausura sea reconsiderada por la señora presidente Jeanine Áñez que se sabe está preocupada por mejores días para los bolivianos.

 
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