Dos diálogos convocados el fin de semana fracasaron en sus intentos de pacificación del país y de ratificar la fecha de las elecciones para el 18 de octubre, mientras la espiral de violencia parece no tener fin, con grupos de civiles dispuestos a enfrentarse a otros.
El domingo en la madrugada fracasó sorpresivamente el diálogo convocado por el Legislativo tras la anuencia del MAS a tener elecciones el 18 de octubre, poniendo como condiciones que sean ratificadas por una ley y que la fecha sea inamovible. Ello parecía una indicación de que se estaba cerca de la solución, pero imprevistamente la COB rompió el diálogo con el TSE y rechazó el acuerdo.
Ese fue el esfuerzo más importante de los últimos días en generar un acuerdo ya que el que convocaba a la cita era el Órgano Legislativo, dominado por el MAS, y los candidatos Luis Arce y David Choquehuanca ya habían dado vía libre a esa solución.
El diálogo del domingo estaba destinado a ser más intrascendente desde el momento en que la presidenta Jeanine Añez lo convocó a destiempo, tras meses que sus adversarios le pedían instalar una mesa de diálogo, que ella negó.
A la cita en Palacio de Gobierno no asistieron los cinco principales candidatos a la presidencia: Luis Arce (MAS), Carlos Mesa (Comunidad Ciudadana), Luis Fernando Camacho (Creemos), Chi Hyun Chung (FPV) y Jorge Quiroga (Libre 21).
Tampoco se presentaron dirigentes de la COB o de los grupos de presión movilizados ni los representantes del Legislativo. Solo asistieron el presidente del TSE, Salvador Romero, delegados a NNUU y de la Iglesia, como observadores, el candidato a la vicepresidencia por Juntos, Samuel Doria Medina, y los candidatos de dos partidos menores: ADN y Pan-Bol.
Incluso Evo Morales, desde su refugio en Argentina, dijo estar de acuerdo con la fecha del 18 de octubre y admitió que las medidas de protestas de sus grupos afines son contraproducentes y generan rechazo del resto de la ciudadanía. Pero ello no ha convencido a los movimientos sociales afines.
Tras el fracaso de ambas convocatorias, la violencia se trasladó nuevamente a las calles, donde se acrecentaron los puntos de bloqueo de los grupos proclives al MAS y sus adversarios, especialmente los denominados de Resistencia, actuaron con violencia para desbaratar esos bloqueos.
Grupos de masistas tomaron personas como rehenes, incluso un bus que fue desviado de su ruta original, aunque luego los liberaron. En un caso, tres jóvenes fueron enmanillados, puestos boca abajo y rociados con gasolina para que “confiesen” quién es el líder de su grupo.
Camacho, el líder de Creemos, llamó a sus adherentes a actuar contra los grupos de movilizados del MAS, lo que conformó un escenario similar al de octubre y noviembre del año pasado, cuando era el expresidente Evo Morales el que demandaba ello, en esa ocasión para
dispersar a los grupos contrarios a su Gobierno. (Raúl Peñaranda U. -
Brújula Digital)